lunes, 27 de noviembre de 2023

Sierra de la Tesla: de los Hocinos a la ermita de Pilas

Espectacular excursión por la Sierra de Tesla y el desfiladero de los Hocinos, en las Merindades. Partiendo del Puente del Aire, sobre el Ebro, caminaremos por el Valle de Valdivielso hasta la localidad de Pedro-Arenas. Desde aquí, subiremos por una empinada canal hasta la recóndita ermita de Pilas, ubicada en un pintoresco paraje en lo alto de la sierra. Retornamos al desfiladero descendiendo de la Tesla por otra canal que baja vertiginosamente hacia el Ebro. 



Desfiladero de los Hocinosf

El Ebro a su paso por el desfiladero.
El punto de partida será el área recreativa habilitado junto a la orilla del río Ebro a escasos metros del Puente del Aire, en Valdenoceda. Llegaremos desde Burgos saliendo por la carretera C-629 hacia Villarcayo. Tras descender el Puerto de la Mazorra y atravesar el pueblo, saldremos de la carretera por la izquierda justo antes de llegar al puente y estacionamos el coche en un coqueto área recreativa junto al río. Hay bancos y mesas, donde podremos descansar a la vuelta del recorrido.

Puente del Aire (Valdenoceda).
Como hemos referido, el plan es subir hasta la recóndita ermita de Pilas, situada en lo alto de la Tesla. Los farallones rocosos de la sierra caen a pico sobre el desfiladero de los Hocinos, enfrente de donde estamos. Desde nuestra posición, nos puede parecer difícil  ascender, luego comprobaremos lo sencillo que es el recorrido. En un primer momento, cruzamos el Ebro por el puente. Éste es una magnífica construcción del siglo XVIII, aún en perfecto estado. Continuamos por la otra orilla siguiendo un amplio y cómodo camino, manteniendo en este primer tramo la orilla a nuestra derecha.


Por esta vía, en muy buen estado, avanzamos en dirección hacia la localidad de Puente-Arenas, ubicado en el Valle de Valdivielso, aún oculto desde nuestra situación.

Vista hacia atrás en nuestro camino hacia Puente-Arenas.
Antiguo camino de Puente-Arenas que atravesaba el desfiladero de los Hocinos.
El sendero poco a poco se va allanando y suavizando. Entramos en el Valle de Valdivielso propiamente dicho.

Valdenoceda y la Mazorra entre brumas.
Seguimos por la pista, entre campos de labor, hasta llegar, en unos 35 minutos, a la bonita localidad de Puente-Arenas. El pueblo bien merece una detenida visita. Visitamos sus calles, muy cuidadas, donde admiramos la iglesia de Santa María, y varias casas blasonadas del XVIII.

Calle principal de Puente-Arenas,
El caserío se halla a orillas del Ebro y el nombre del pueblo se deriva del gran puente que lo cruza. Éste fue durante muchos siglos el único paso posible sobre el río en muchos kilómetros, ya que no existía el Puente del Aire referido anteriormente ni tampoco el actual situado unos kilómetros aguas abajo dentro del valle construido junto con la presa actual.


Puente-Arenas

                     

Una vez hemos paseado por las calles del pueblo, saldremos por otra amplia pista que se dirige hacia el norte, camino de la ladera sur de la Sierra de la Tesla, cuyos riscos tenemos enfrente.

Nos dirigimos hacia la Tesla siguiendo una marcada pista.
Llegamos a los primeros roquedos y atravesamos una cancela abierta.


La pista en la que estamos sube sin desvío alguno hacia la misma ermita y es utilizada por ganaderos de la zona. Encontramos vacas pastando libremente por su interior.

Ganamos altura siguiendo una empinada canal.
Tras atravesar la cerca metálica, la pista gira a la derecha y se encamina con cierta pendiente hasta la meseta superior de la sierra. Pasamos al lado del pico de las Labradas, que no es más que la cresta más alta de una serie de estratos fallados muy llamativos. La pista se construyó aprovechando el fondo de una profunda canal que asciende hacia los llanos donde se halla la ermita. Hay que entender este relieve tan vertical como el producto erosionado de un gran pliegue anticlinal que originó la sierra durante la orogenia alpina. El punto donde nos encontramos es el flanco sur del pliegue, que en algunos puntos presentan una gran verticalidad. El referido pico de los Labradores es una buena muestra de ello.


El recorrido hasta la ermita se cubre entonces subiendo pacientemente por esta larga cuesta. No hay apenas descanso y superamos el desnivel de unos 400 metros que hay entre el Ebro y el interior de la sierra.

El pico de las Labradas (908 metros) queda detrás.
 Alcanzada la cota de 1000 metros, la pista gira a la izquierda.


Continuamos unos metros más y nos presentamos sobre los llanos donde se ubica la ermita, que visualizamos unos doscientos metros adelante, en un solitario y pintoresco paraje.

Llegamos a la ermita de Pilas.
La cresta norte de la sierra se presenta ahora en todo su esplendor. Frente a nosotros se halla precisamente la mayor cota de toda la Tesla, la Peña Corva (1233 metros).

Ganado pastando junto a la ermita.
Llegamos a la ermita, un sólido edificio de piedra, reformado, en muy buen estado. Se halla totalmente cercado con una malla metálica, quizás para preservarlo del ganado.

Ermita de Pilas.


Podemos entrar por una cancela al recinto interior. El templo se halla cerrado. Junto al muro oeste, podemos sentarnos y descansar. Disfrutamos de la paz y soledad de este fascinante  paraje. Como hemos comentado, puede tratarse del templo más solitario de la provincia. 

Vista del interior de la sierra desde las inmediaciones de la ermita.
Emprendemos el retorno. Hay varias opciones, la mejor es bajar por una canal que desciende directamente sobre el río por el lado oeste de la sierra. Hay dudas sobre el estado de este camino, lo exploraremos.


En un primer lugar, deshacemos el camino por la canal de subida hasta la cancela que atravesamos en su parte inferior. Antes de iniciar el descenso, nos encaramamos sobre el borde sur, para disfrutar de bellísimas vistas de la sierra y el Valle de Valdivielso que queda a nuestros pies mirando hacia el sur.

El Valle de Valdivielso visto desde la canal de Pilas.

Nada más atravesarla, sale a mano derecha (atención a no pasarse), un camino que debemos tomar porque será el que nos lleve hasta la orilla del Ebro muy cerca del puente.


Desde un primer momento observamos que la pista es perfectamente viable, en buen estado. En un primer momento tenemos que subir un poco hasta alcanzar un pequeño portillo para desde allí emprender el descenso ya directo y sin interrupción. La pista se transforma en camino y en muchos tramos avanza flanqueado por pantallas vegetales.


Todo este descenso es un magnífico mirador sobre el desfiladero de los Hocinos, que tenemos frente a nosotros a los pies de la mole de la Mazorra. Continuamos bajando sin demasiada pendiente, perdemos altura con comodidad.


Las vistas que tenemos delante son en todo momento espectaculares. Poco a poco vamos alcanzando la orilla saliendo por una vaguada de la sierra.


Tras pasar junto a unas colmenas, seguimos por la linde de unos prados. Desembocamos enseguida por fin sobre el camino que trajimos desde el puente, de nuevo junto a la orilla del Ebro.


Estamos muy cerca del Puente del Aire.


Solo tenemos que cubrir los escasos metros que nos separan de él, para cruzar nuevamente el Ebro y llegar al aparcamiento de donde partimos.


Terminamos esta bonita excursión, muy variada, muy panorámica y no tan compleja como previamente nos hubiera podido parecer. En el área donde hemos dejado el coche hay mesas y asientos donde podemos descansar y comer junto al Ebro.


ERMITA DE PILAS DESDE LOS HOCINOS
Espacio natural
Sierra de la Tesla, Valle de Valdivielso
Dificultad
Media.
Tipo de camino
Pistas de montaña, senderos montaraces.
Ciclable
No.
Agua potable
Encontramos sólamente en Puente-Arenas.
Tipo de marcha
Circular.
Orientación
Aunque está sede presentar dificultades, se recomienda llevar GPS.
Época recomendable
De marzo a noviembre. Evitar épocas lluviosas y atención a las frecuentes nieblas.
Inicio 
Puente del Aire (Valdenoceda, Burgos).
Distancia de Burgos
65,2 kilómetros.
Tiempo total
Unas 4 horas (incluye visita detenida del pueblo de Puente-Arenas).
Tiempos de marcha
Puente del Aire-Puente-Arenas: 35 minutos; Puente Arenas-Ermita de Pilas: 1 hora 15 minutos; Ermita de Pilas-Puente del Aire: 1 hora 35 minutos.
Distancia total
12,4 kilómetros.
Interés
Sierra de la Tesla, Ermita de Pilas, Puente-Arenas, río Ebro, Desfiladero de los Hocinos.
Altitud mínima
575 m.
Altitud máxima
1121 m.
Desnivel acumulado
729 m.


Notas:
- La excursión es muy interesante en términos paisajísticos y por la variedad de entornos por la que discurre.
. Pese al carácter agreste y muy abrupto de la Sierra de la Tesla, el recorrido transcurre en todo momento por pistas cómoda sin dificultades apreciables.
- Si tenemos tiempo, podemos además de visitar Puente-Arenas, detenernos en Valdenoceda y visitar su iglesia románica y torre medieval.
- Hay otros modos de llegar a la ermita de Pilas. El principal, es desde Quecedo de Valdivielso subiendo por un empinado y largo camino (ver entrada Los Cárcavos de la Tesla).
- La joya románica del valle se halla muy cerca de Puente-Arenas. Se trata de la ermita de San Pedro de Tejada, que fue en su origen un monasterio medieval. Hoy es propiedad privada y se puede visitar bajo permiso de sus propietarios.


San Pedro de Tejada.




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miércoles, 1 de noviembre de 2023

De Cillaperlata a San Juan de la Hoz

Espléndida excursión por una zona poco frecuentada de las Merindades, muy cerca de Frías. Partiendo del pueblo de Cillaperlata, junto al río Ebro, nos acercamos a las ruinas del antiguo y muy importante monasterio medieval de San Juan de la Hoz, emplazado en un espectacular paraje. A continuación, remontamos la sierra hasta el despoblado de Valdenubla, cuyas ruinas son aún distinguibles. Retornamos por un sendero montaraz descendiendo al llano pasando por los restos del antiguo Barrio de Arriba. El último tramo hasta Cillaperlata lo cubriremos por un cómodo camino siguiendo la ribera del río Ebro.

Cillaperlataf

El punto de salida será la población de Cillaperlata, junto al Ebro, muy cerca de Trespaderne. Llegaremos saliendo por la A-1 hasta Briviesca, donde nos desviamos hacia Oña. Tras pasar la villa condal, continuamos atravesamos los desfiladeros del Oca y de la Horadada. Al final de este último y un par de kilómetros antes de llegar a Trespaderne, nos desviaremos por la derecha. En unos cuatro kilómetros llegamos a la población ribereña de Cillaperlata, junto al Ebro. Aparcamos el coche y nos preparamos para la marcha.

Plaza de Cillaperlata.
Las calles del pueblo están en proceso de reforma por eso encontramos varias sin asfaltar. Saldremos por la carretera deshaciendo algo menos de un kilómetro para salir de ella por la izquierda. Continuamos ahora por una amplia pista, muy evidente, que se dirige hacia el sur. El trayecto es muy ameno, tenemos frente a nosotros extensos cultivos y de fondo los farallones rocosos a cuyos pies se hallan los restos del antiguo monasterio de San Juan de la Hoz, de gran importancia en la Edad Media y parte de la Moderna.

Pista que se dirige hacia los restos del monasterio de San Juan de la Hoz.
En algo menos de un kilómetro, una señal nos indica el desvío hacia las ruinas. Tomamos el sendero forestal por la derecha y en apenas cinco minutos llegamos a un gran claro donde se hallan los restos del Monasterio de San Juan de la Hoz. El área ha sido limpiada y acondicionada para mostrar estas ruinas. Hace no muchos años, todo este espacio estaba invadido por la vegetación y era prácticamente imposible distinguir nada. Deambulamos por el entorno, observamos los muros, no es mucho lo que queda, y leemos los paneles informativos, muy interesantes, que nos hablan de la historia de este cenobio, que jugó un papel subsidiario del cercano monasterio de Oña.

Restos de San Juan de la Hoz

Los restos están muy cerca de la garganta de la Hoz, cuyos riscos veíamos mientras nos acercábamos. Desde las ruinas, tomamos un sendero, que se adentra en el bosque y se dirige hacia la entrada del desfiladero.


La garganta de la Hoz no se puede remontar sin equipación de escalada.
Penetramos lo que podemos a través un estrecho pasillo entre paredes verticales. Comprobamos que el avance es inaccesible. Volvemos a las ruinas de San Juan de la Hoz y tomamos otro camino, que se dirige ahora hacia el este, en busca de la necrópolis de Cillaperlata.


Solo tenemos que caminar unos doscientos metros para llegar a la necrópolis altomedieval de Cillaperlata. Se halla a la izquierda del camino. Se trata de un conjunto de unos 90 nichos distribuidos sobre una ladera, en el interior del bosque, que ha sido aclarado para su visita. Posiblemente se trate de la necrópolis más grande del norte de Burgos. Deambulamos entre los nichos, leemos el panel informativo, y retornamos de nuevo al monasterio. Desde allí, deshacemos el camino hasta la pista principal que procede de la carretera para continuar la excursión.

Necrópolis de Cillaperlata.
Nuestro siguiente objetivo es subir al monte de San Juan de la Hoz, para, a continuación, llegar por su ladera sur hasta el despoblado medieval de Valdenubla. Retornaremos por la otra vertiente, completando una muy interesante ruta circular. La pista se interna rápidamente en la ladera boscosa e inicia un vertiginoso ascenso siguiendo un estrecho sendero, sin descanso.

Camino de la Cuesta hacia el collado entre el Castro y el Alto Tozo.
El sendero se halla en buen estado, está limpio, y aunque algo fatigoso, ganamos altura con rapidez. La pista realiza un par de zigzags hasta ubicarse en la parte superior.


Las vistas sobre el valle donde se halla Cillaperlata y el Ebro son espectaculares.

Camino hacia Valdenubla.
Tras una ardua y larga subida, alcanzamos por fin el collado entre los mogotes del Castro y el Alto Tozo, ubicado a los pies del Castro. Se trata de una rocosa cumbre que se alza al norte del collado. Buen sitio para descansar y comer algo antes de continuar. El resto de la excursión será un cómodo y placentero descenso hacia el Ebro de retorno a Cillaperlata.

Vistas sobre los riscos de la Hoz en el camino hacia Valdenubla.
Continuamos. Descendemos por la vertiente occidental del collado hasta enlazar con la amplia pista que procede de la localidad de Villanueva de los Montes, distante algo más de un kilómetro al sur de donde estamos.


Continuamos por esta pista que no abandonaremos en unos cuantos kilómetros.


Poco a poco vamos avanzando por este camino, rodeando toda la cresta rocosa de la Hoz Durante todo este recorrido hacia Valdenubla, disfrutamos de bellas vistas sobre los roquedos.


Restos del despoblado de Valdenubla.
Una media hora después de haber partido del collado, entramos en el valle de Valdenubla. Aquí se ubicó un poblado medieval del mismo nombre que tuvo cierta importancia ya que fue junto con Cillaperlata una de las aldeas tributarias del monasterio de San Juan de la Hoz. Hay mucha documentación sobre esta relación feudal. En el camino observamos los muchos vestigios que aún quedan de Valdenubla, desparramados a lo largo de este vallejo. Son fácilmente distinguibles los restos de paredes, cercados, antiguo corrales, la mayor parte, engullidos por la vegetación. También encontramos mucho ganado vacunos pastando en libertad. Tuvo que ser un sitio muy apartado y tranquilo. Llegando al extremo oeste, precisamente junto a una gran pared que resiste al paso del los siglos, abandonamos la pista y salimos por la derecha para dejando el valle continuar en dirección norte por el interior del bosque.


El sendero se mantiene abierto y es fácil seguirlo. Poco a poco vamos saliendo de nuevo a la vertiente norte de esta pequeña sierra y de nuevo tenemos a la vista el río Ebro.


A la derecha, bellas vistas de los valles y vaguadas de la sierra, totalmente salvajes.


Alcanzamos el llano, no lejos de la necrópolis que hemos visitado anteriormente. Seguimos por la Senda de Oña, un amplio camino que comunicaba esta localidad con Cillaperlata ascendiendo a la Sierra de la Llana. Caminamos por el llano, entre tierras de labor.


En unos trescientos metros, pasamos junto a los restos del antiguo Barrio de Arriba de Cillaperlata o Revilla, deshabitado desde finales del siglo XIX.


Aún se distinguen restos de tapias y paredes, entre otros, los muros de la iglesia de San Clemente, que fue ermita en su origen. Loa hiedra y la vegetación hacen que sea totalmente impenetrable acceder a su interior. Continuamos en nuestro camino hacia el Ebro.


Pronto, alcanzamos la carretera y seguimos por un camino de ribera, dejando las aguas del Ebro a nuestra izquierda. Al fondo, distinguimos ya las casas de Cillaperlata asomadas al río.


Cubrimos algo más de un kilómetro por este bonito camino y entramos en las calles de Cillaperlata de nuevo. Antes de irnos, merece mucho la pena visitar este bonito pueblo donde hay muchas cosas que ver, entre ellas la iglesia de Nuestra Señora de Covadonga, donde se dice que se custodia la virgen original (la actual en el santuario asturiano es copia de ésta), varias casas blasonadas y las cuevas eremíticas junto al río Ebro.

Iglesia de Nuestra Señora de Covadonga de Cillaperlata.
Casona blasonada.

Acceso a los eremitorios junto al Ebro.





DE CILLAPERLATA A SAN JUAN DE LA HOZ
Espacio natural
Sierra de la Llana.    
Dificultad
Baja.
Tipo de camino
Senderos de montaña, pistas en el llano y ribera del Ebro.
Ciclable
Sí.
Agua potable
Encontraremos en los arroyos que encontramos (secos en verano).
Tipo de marcha
Circular.
Orientación
Media. Aunque está señalizada, es aconsejable llevar GPS.
Época recomendable
Todo el año, aunque en época de lluvias podemos encontrar algunas zonas embarradas. Atención a las nieblas ya que estamos cerca del curso del Ebro.
Inicio
Cillaperlata.
Distancia de Burgos
73,9 kilómetros.
Tiempo total
4 horas 25 minutos (incluye unos 20 minutos de visita al pueblo de Cillaperlata).
Tiempos de marcha
Cillaperlata-Restos de San  Juan de la Hoz: 20 minutos; Restos de San Juan de la Hoz-Villanubla: 1 hora 25 minutos; Villanubla-Cillaperlata: 1 hora 40 minutos.
Distancia total
12,9 kilómetros.
Interés
Restos del monasterio de San Juan de la Hoz, necrópolis altomedieval de Cillaperlata, Garganta de la Hoz, despoblado medieval de Valdenubla, ruinas del barrio de Arriba, riberas del Ebro, arquitectura tradicional de Cillaperlata, cuevas eremitorio de Cillaperlata.
Altitud mínima
537 m.
Altitud máxima
847 m.
Desnivel acumulado
706 m.


Notas:
- La excursión es muy agradable, discurre por varios escenarios y no demasiado exigente.
- La orientación no es sencilla en general, sobre todo en el trayecto desde el collado hasta los restos de Valdenubla y la posterior conexión con el sendero de regreso a Cillaperlata. Es recomendable llevar un GPS parta no errar en los desvíos ya que no hay señalización..
- Como se ha mencionado, Cillaperlata bien merece una visita. Si se tiene la ocasión, es muy recomendable visitar el templo para contemplar la imagen de la Virgen de Covadonga custodiada en su interior.


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