viernes, 23 de septiembre de 2022

Alrededor de Peña Amaya en bicicleta

Interesante ruta ciclista por la comarca de las loras. Partiendo de la población de Salazar de Amaya, nos introducimos por pistas en el valle de Valdeamaya que separa las Peñas Amaya y Albacastro, pasando antes por las románticas ruinas de lo que fue el pueblo de Puentes de Amaya. Siguiendo la orilla del río Gallinas, atravesamos este valle hasta alcanzar el extremo norte en Villamartín de Villadiego. Retornamos siguiendo cómodas pistas y caminos montaraces por la vertiente este y sur de la Peña Amaya, pasando por las localidades de Congosto y Peones de Amaya. La ruta es muy atractiva y amena y no demasiado exigente físicamente.


Valdeamayaf

  
Partiremos desde la localidad de Salazar de Amaya, enclavado en el llano, cercana a las estribaciones meridionales de las peñas Amaya y Albacastro. Llegaremos desde Burgos saliendo por la autovía de León para desviarnos hacia Sasamón - Sotresgudo.


Salazar


Dejamos el coche en una plazuela junto a la iglesia, e iniciamos la ruta en bicicleta. Salimos  del pueblo por su extremo norte, siguiendo una amplia y cómoda pista que se dirige sin dilación hacia Valdeamaya.

Pista entre Salazar de y Puentes de Amaya
Nada más salir y durante la aproximación, disfrutamos ya de bellas vistas sobre los roquedos de la peñas de Albacastro y Amaya. El estado de la pista es muy bueno.

Acercándonos a Puentes de Amaya. De fondo, los farallones rocosos de la Peña de Albacastro.
Rodamos con facilidad y buen ánimo disfrutando del paisaje. En apenas 30 minutos desde que salimos de Salazar, alcanzamos el paraje, hoy invadido por la vegetación, donde se hallan las ruinas de los que fue el pueblo de Puentes de Amaya


Ya visitado en anteriores ocasiones, entramos una vez más en sus calles, o mejor dicho, lo poco que permanece de ellas.

Restos de lo que fue la antigua iglesia de la Purificación de Nuestra Señora.
Denotamos que la vegetación ha avanzado aún más y es difícil incluso reconocer algún muro.


La iglesia ni siquiera es vista ya, es imposible penetrar en la muralla vegetal (las fotos mostradas corresponden a una visita anterior, hoy estos muros son irreconocibles por la vegetación). 


Junto a la fuente, casi el único resto reconocible, descansamos y nos empapamos del nostálgico entorno.

Entorno del despoblado, dominado por los acantilados de Albacastro.
Continuamos, retomamos el camino que traíamos y que continua, subiendo un poco de nivel, internándonos ya plenamente en el valle de Valdeamaya. Como toda la comarca de las Loras, geológicamente este paraje es muy interesante. Si lo contempláramos desde el aire, nos daríamos cuenta que en realidad las dos peñas que nos flanquean, formaron parte de un antiguo pliegue levantado durante la orogenia alpina, es decir, que fueron parte de una única sierra. Millones de años de erosión han desgastado las partes más altas de manera que hoy son las parte más bajas, conformando el valle que vemos hoy. Se trata de un anticlinal vaciado, una particular estructura geológica de la que hay muy buenos ejemplos en la provincia burgalesa (por ejemplo la Sierra de la Tesla).

En esta captura de Google Earth se aprecia perfectamente el origen común de las dos peñas que vemos hoy. Si nos fijamos, lo que podemos contemplar hoy no son más que las laderas de lo que fue una sierra de mucha mayor altura, hoy completamente desgastada y vaciada por su eje longitudinal. Cada peña ha sufrido en paralelo sucesivos movimientos tectónicos tipo falla que han dado la configuración que vemos hoy.

Vamos penetrando en el valle de Valdeamaya.
Rodamos siguiendo la ribera del arroyo Gallinas, con poca agua en esta época del año. Avanzamos siempre manteniendo los roquedos de Amaya a nuestra derecha y Albacastro a nuestra izquierda. El paisaje es duro y austero. El silencio es total.


Este valle es muy poco transitado, perfecto para la bicicleta de montaña. Atravesamos un cercado metálico y seguimos por un sendero ahora menos reconocible. 


No hay pérdida posible ya que siempre debemos ir cerca del cauce del arroyo. vacas paciendo que nos miran con extrañeza. Poco a poco, vamos avanzando valle arriba. Solo en contados tramos, debemos echar pie a tierra, en general, progresamos con cierta soltura.

Descenso hacia la vertiente norte de Peña Amaya.
Tras llegar a un pequeño collado, que hace de divisoria de aguas entre el arroyo Gallinas a nuestra espalda y el de Vallejos, hacia el norte. iniciamos el descenso por este vertiente, perdiendo altura con rapidez.

Ladera norte de la Peña Amaya y donde alcanza su máxima altura (1370 metros).
La pista aquí está en mejor estado. Llegamos al extremo norte de Amaya. De frente, el Cotorrón, a la izquierda, la Peña Castro.

Bajamos hacia Villamartín de Villadiego.
La pista gira a la derecha, rodeando el borde norte de la peña. Entramos en las primeras casas de la localidad de Villamartín de Villadiego. 

Iglesia de San Martín Obispo de Villamartín de Villadiego.
Pueblo de amplias calles con buenas casas de piedra, podemos descansar, beber de la fuente y visitar la iglesia. Las casas se hallan a la sombra de Amaya, nuestra compañera permanente en toda la excursión.

Salimos de Villamartín incorporándonos a la carretera junto a la ermita de San Roque.
Salimos por el asfalto de Villamartín por la carretera de acceso hasta el cruce con la carretera de Fuenteodra a Amaya, justo donde se halla la pequeña ermita de San Roque. Desde aquí, podríamos retornar fácilmente por carretera a Salazar pasando por el pueblo de Amaya, pero preferimos alargar la excursión, visitar otros pueblos y evitar el asfalto. Así pues, torcemos a la izquierda, continuamos por la carretera unos doscientos metros, y la abandonamos por la derecha incorporándonos a una amplia y buena pista que se dirige hacia el sur.


Rodamos cómodamente, sin demasiada pendiente, con velocidad. Recorremos un par de kilómetros entre sembrados de girasol y barbechos, manteniendo ahora a nuestra derecha las laderas orientales de la Peña Amaya.

La silueta inconfundible de la Peña Amaya nos acompaña gran parte del camino entre Villamartín y Congosto.
Tras hacer varios giros, la pista se transforma en sendero y continuamos ahora por el monte, rodando ahora entre encinas y monte bajo y terreno más agreste. Esta vía se mantiene en general en buen estado, no tenemos necesidad de echar pie a tierra.

Acercándonos a Congosto, progresamos por una pista montaraz.
Poco a poco vamos alejándonos de la peña, hasta perderla de vista. Descendemos poco a poco hacia el valle del río Odra, hacia la pequeña localidad de Congosto, emplazada en un encantador paraje entre roquedos y gargantas. Vemos sus casas desde arriba y tenemos que  hacer un descenso técnico para llegar a sus calles.

Descendemos hacia Congosto, ubicado en un aislado paraje, a la salida de los desfiladeros de los Piscárdanos y la Gargantilla.
Pero antes de llegar sus calles, pasamos junto a la iglesia de San Pedro Apóstol, ubicada en un altozano, dominando el caserío. Interesante templo, con restos románicos. Buenas vistas.


Caserío de Congosto.
Bajamos a Congosto, paseamos por sus solitarias calles, rellenamos agua. Abandonamos el pueblo tomando una amplia y cómoda pista que se dirige hacia el oeste.

Dejamos Congosto.
Inmediatamente, iniciamos una suave ascensión dejando la vista de Congosto atrás.


Esta pista, inicia un suave descenso para introducirse, siguiendo estrechos senderos, en el monte de San Miguel. Alternamos suaves bajadas y subidas entre las encinas y bonitos roquedos. Tras alcanzar otro pequeño alto, asomado hacia el oeste, comenzamos el largo descenso hacia Peones de Amaya.

La Meadina, junto a la fuente de Ontañón.
Antes de alcanzar el pueblo, dejamos a nuestra izquierda el paraje de la fuente de Ontañón o "la Meadina", donde observamos una cascada tobácea, seca en esta época del año. Atractivo lugar. Llegamos rápido a Peones de Amaya.


El pueblo se asienta en un llano. Las laderas de la Peña Amaya cierran el horizonte de nuevo.

Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora de Peones de Amaya.
Calles de Peones de Amaya.
Podemos pasear por sus calles, y subir a la iglesia. Desde esta localidad, solo nos queda retornar al punto donde iniciamos la ruta, Salazar de Amaya. Para ello, a la entrada de Peones, tomaremos la pista, que por la izquierda, se dirige hacia el cementerio. Junto a él, hay que tomar el camino, algo desdibujado, que girando hacia el S.-SE., se dirige hacia la orilla del río Riomance.


Seguiremos la orilla del río por una agradable chopera durante unos dos kilómetros. Es el antiguo camino de Sotresgudo a Peones. Hay que estar atentos, porque debemos abandonarlo por la derecha para incorporarnos a una marcada y amplia pista que se dirige ahora hacia el oeste.


Esta gran vía, tras atravesar la carretera de Amaya a Sotresgudo, continua prácticamente en línea recta entre sembrados hasta llegar a Salazar de Amaya, donde entramos algo más de cuatro horas y cuarto después de haberlo abandonado.

Finalizamos esta bonita y amena excursión en la cual hemos pasado por apartados y sugestivos parajes de la comarca de la siempre majestuosa Peña Amaya.




ALREDEDOR DE PEÑA AMAYA EN BICICLETA
Espacio natural
Loras.
Dificultad
El recorrido no presenta grandes dificultades técnicas para la bicicleta, solo debemos preocuparnos de la orientación, ya que la señalización es inexistente.
Tipo de camino
Pistas y senderos de monte bajo en buen estado.
Ciclable
Todo el recorrido es perfecto para la práctica de BTT.
Agua potable
Encontramos en el arroyo Gallinas y en todos los pueblos por los que pasamos.
Tipo de marcha
Circular.
Orientación
Difícil. Necesario llevar GPS.
Época recomendable
En general todo el año con tiempo seco. Los senderos en Valdeamaya pueden estar embarrados en ciertas épocas. Evitar días calurosos de verano.
Inicio
Salazar de Amaya.
Distancia de Burgos
66 kilómetros.
Tiempo total
Unas 4 horas y media, rodando a ritmo pausado, haciendo fotos y parando en todos los pueblos.
Tiempos de marcha
Salazar de Amaya-Villamartín de Villadiego: unas dos horas;  Villamartín de Villadiego-Salazar de Amaya: 2 horas 35 minutos.
Distancia total
31 kilómetros.
Interés
Paisajes de Valdeamaya, pueblos pintorescos, monte y roquedos, iglesias.
Altitud mínima
850 m.
Altitud máxima
1130 m.
Desnivel acumulado
618 m.


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Notas:
- El recorrido no tiene demasiado desnivel y es muy apropiado para la BTT. Únicamente en Valdeamaya hay algunos puntos donde debemos echar pie a tierra .
- Son muchos los cruces y desvíos que debemos tomar y no hay señalización alguna, por lo que es conveniente utilizar el GPS. En líneas generales, la Peña Amaya puede servirnos de referencia ya es que es vista durante gran parte del recorrido y damos una  vuelta completa alrededor de ella.



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Mapa topográfico




Perfil de elevación



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