sábado, 11 de abril de 2015

Valdehayas

El pueblo de La Piedra se halla junto a la carretera de Burgos a Aguilar de Campóo en la comarca del Tozo. Su sugestivo nombre le viene dado de la llamativa formación rocosa que se levanta a escasa distancia, muy visible desde la carretera. La Piedra fue cabeza de un alfoz medieval y en lo alto de la roca hubo un castillo, del cual no queda actualmente ningún resto. Desde La Piedra podemos acercarnos a un escondido y coqueto vallejo enclavado entre agrestes riscos. El lugar se llama Valdehayas y la excursión es una interesante caminata entre pinares y enriscados caminos.

Como hemos comentado en la introducción, llegaremos a La Piedra desde Burgos saliendo por la carretera de Burgos a Aguilar. Al poco de dejar Montorio  a la derecha, llegamos al desvío a La Piedra, emplazado a escasa distancia de la carretera general. Podemos dejar el coche en cualquiera de sus tranquilas calles.


La Piedra
Iglesia románica de Santa María.
La Piedra vista desde la peña. Al fondo: riscos sobre Valdehayas.
Partiendo de la iglesia, recorremos la calle principal del pueblo, al fondo de la cual torcemos a la derecha para abandonar las casas y tomar el camino, muy evidente, que se dirige hacia nuestro destino, el entorno de Valdehayas. En su primer tramo, este camino discurre por llano y es muy amplio. Recorremos algo menos de un kilómetro hasta comenzar la ascensión por los riscos que circundan Valdehayas por el sur.

Salimos de La Piedra por un camino hacia el norte.
Ganamos altitud subiendo por la pista en zigzag. Si miramos hacia atrás, divisamos el pueblo siempre escoltado por la mole rocosa que le dio nombre. La subida es suave y fácil. El silencio nos va acompañando.

Divisamos la Piedra camino de Valdehayas.
Desde lo alto de la peña, contemplamos hacia el norte una escondida vaguada, rodeada de alturas, donde atisbamos el inicio de dos bosquetes de pinos. El de la derecha, según miramos, será el que deberemos tomar. El de la izquierda, es el que se dirige al cercano pueblo de Fuente-Urbel.
Descendemos sin problemas por la ladera. La única precaución que debemos de tomar es mirar por donde pisamos, ya que todo el suelo está cubierto de lapiaz, piedra caliza desgastada e incluso afilada por la acción disolvente del agua.

Descendemos hacia el pinar anterior a Valdehayas.
Tras descender, nos introducimos en el pinar. Aunque no hay un camino claro, encontramos trazas de trochas que vamos siguiendo por su interior sin ningún problema. Afortunadamente el bosque está limpio y no encontramos ninguna dificultad. Avanzamos por su interior. El silencio y el recogimiento nos acompañan, ya que estamos muy lejos de cualquier carretera o núcleo habitado.

Continuamos por el pinar.
El bosque es de reducidas dimensiones y se halla encajonado en una vaguada emplazada entre dos alineaciones rocosas, la derecha de las cuales es la que cierra por el sur el entorno del valle al que nos dirigimos. En apenas 800 metros, atravesamos el pinar y nos plantamos junto a la gargantilla o portillo de acceso a Valdehayas, que queda a nuestra derecha. Justo en este punto se me cruzó una enorme lechuza saliendo rauda de los árboles.

Salimos del pinar junto a la gargantilla de acceso a Valdehayas.
Para acceder a Valdehayas, tenemos que penetrar por la gargantilla referida. Subimos desde el pinar y observamos ya al poco la vertiente norte. El descenso es una sucesión de escalerones en cada uno de los cuales encontramos una marmita de gigante anegada de agua. Descendemos con cuidado, pero el escalón final que nos pondría en el valle tiene demasiada altura. No nos arriesgamos y emprendemos sin dudarlo el ascenso por la ladera pedregosa a nuestra derecha a la búsqueda de un mejor descenso. Ganamos altura hasta poseer una visión completa del valle de Valdehayas desde donde podemos descender facilmente. Un esquivo zorro se cruzó en la parte más baja del vallejo al poco de comenzar el descenso.

Subimos por una gargantilla entre los riscos hacia Valdehayas.

Marmitas de gigante.
Bajamos y nos plantamos en el fondo del vallejo, muy cerca de la gargantilla por donde diez minutos antes intentamos acceder.






Muy cerca de donde estamos se halla la surgencia del Manantial de Valdehayas, que nace muy cerca de la gargantilla y de la que nace un arroyuelo que se dirige raudo hacia el río Urbel, que fluye muy cerca de aquí.
Panorámica de Valdehayas desde los riscos de su lado sur.
Siguiendo este arroyo, recorremos el valle hacia su salida por el lado norte. El manantial surge directamente de la tierra, a modo de surgencia en un bello entorno.


Vista del pinar.
Manantial de Valdehayas.
Dejamos el manantial y junto al arroyo, recorremos el valle de sur a norte. El entorno es idílico, no hay trazas de presencia humana o ganado, aunque en el pasado fue muy utilizado por los pastores para sus buenas condiciones de resguardo del ganado. Es de suponer que hubo hayas en el pasado, dado el nombre del pago, hoy en día está completamente deforestado seguramente por la acción de los ganaderos. 
Dejamos el valle junto a unas elevadas peñas que quedan a nuestra derecha,  incorporándonos a un amplio camino que nace justo en la salida y se dirige de retorno al pueblo. El buen estado del camino es señal de que este valle era frecuentado en el pasado por los vecinos del pueblo.

Caminamos por el anterior del vallecito hacia la salida por el lado norte.
Justo a la salida, al inicio del camino descubrimos una curiosa roca, sin duda desgajada de las peñas. Su fisonomía recuerda claramente una cara.
Por este camino solo tenemos que recorrer los dos kilómetros que nos separan de La Piedra siguiendo la línea de alturas que quedan a nuestra derecha. A mano izquierda nos acompaña a gran distancia la carretera de Burgos a Aguilar.

Abandonamos Valdehayas junto a una curiosa peña desgajada de la pared.
En apenas quinientos metros, la pista se divide en dos. Debemos tomar siempre el ramal más cercano a las peñas de la derecha. Realmente conectamos con una antigua cañada utilizada por el ganado. En medio kilómetro más, llegamos a La Piedra en donde entramos cruzando el río Urbel por un pequeño puente junto a la iglesia.
Para terminar, decir que merece la pena acercarse al ábside de la iglesia, de estilo románico, donde destacan sus bonitos canecillos y ventanas.

Retornamos a La Piedra por una cañada.
Entramos en La Piedra por su lado este junto al entorno de la iglesia.

VALDEHAYAS
Dificultad
Baja.
Ciclable
No.
Circular
Sí.
Orientación
Fácil, aunque hay que estar atentos a las señales que indican el camino correcto.
Época recomendable
Todo el año.
Inicio
La Piedra.
Distancia de Burgos
41,5 kilómetros.
Tiempo total
1 hora 30 minutos.
Distancia total
5,4 kilómetros.
Interés
Pinar, desfiladero, valle y manantial de Valdehayas.
Altitud mínima
940 m.
Altitud máxima
1057 m.
Mapas
1:50000: 0166 Villadiego.
1:25000: 0166-2 Villanueva de Puerta.





Notas:
- El pueblo de La Piedra está muy cerca de Burgos, podemos realizar esta ruta en una mañana.
- La bajada a Vadehayas desde el pinar debe tomarse con precaución, hay que contar con subir por los riscos, aunque no ofrecen peligro.
- También puede accederse desde Santa Cruz del Tozo. Desde la localidad hay que cruzar la carretera y tomar una pista que se dirige a Valdehayas.
- La excursión a La Piedra puede completarse con una visita a la roca que preside la entrada del pueblo, donde hubo en la Edad Media un castillo.
- Muy cerca de Valdehayas se halla el nacimiento del río Urbel, junto al pueblo de Fuente-Urbel. Podemos llegar desde la linde este del pinar que atravesamos en la excursión.


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Perfil de elevación


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