lunes, 9 de noviembre de 2015

Los tejos de la Horadada

En uno de los barrancos más escondidos y sombríos de la Sierra de la Tesla, a 300 metros sobre el Ebro, se halla el mejor bosque de tejos de la provincia de Burgos. Se compone de 64 magníficos ejemplares de esta escasa y rara conífera, antaño abundante, y hoy muy reducida en apartados emplazamientos. Accederemos con cierta facilidad desde el pueblo de Panizares, en el Valle de Valdivielso y completaremos la excursión bajando al Ebro para retornar por Tartalés de Cilla, donde visitamos el eremitorio de San Pedro.

Llegaremos a Panizares por la carretera de Burgos a Villarcayo. Tras pasar el Páramo de Masa y descender el Puerto de la Mazorra, tomamos en Valdenoceda la N-232 de Santander a Logroño. Sin pérdida y tras pasar varios pueblos dentro del Valle de Valdivielso, llegamos a Panizares. Aparcamos el coche junto a su espléndida iglesia románica. Justo allí, comienza el camino de la sierra: una amplia pista en su primer tramo, que se introduce rápido en los interiores de la Tesla entre grandes bosques de pinos.

Salimos de Panizares por el camino de la sierra, junto a la iglesia.
El camino gana altitud suavemente, caminamos con facilidad. Tras varias vueltas y recodos entre las altas paredes de la sierra, llegaremos Collado de la Llana, un amplio llano entre el cordal de la sierra y los barrancos que se desploman sobre el río Ebro por el sur. Caminamos por la pista entre pinos por terrenos solitarios. A nuestra izquierda seguimos paralelos a la cresta por la que deberemos descender al barranco de los tejos.
Nos dirigimos por una buena pista hacia el Collado de la Llana.
Pese a que por nuestra derecha y delante de nosotros, las laderas se desploman en empinados cantiles sobre el río Ebro, desde donde estamos solo vemos árboles. Continuamos por el camino buscando el desvío a nuestra izquierda que nos suba a la cresta.




La pista continua por el Collado de la Llana.
Llegamos junto a un aljibe, a mano izquierda de la pista que traemos y ésta gira 180 grados. El camino se estrecha y asciende rápido entre la vegetación. Seguimos por él y nos encaramamos sin dificultades a la cresta. Por ella, siguiendo una estrecha trocha entre árboles, continuamos buscando el inicio del barranco.

Al llegar junto a un aljibe, el camino gira180 grados para ascender hacia la cresta sobre el barranco de los tejos.
A nuestra derecha tenemos buenas vistas del Valle de Valdivielso abajo y la Sierra de la Rasa detrás.

Amplias vistas desde la cabecera del barranco.
Llegamos por fin al extremo de la cresta y nos situamos sobre el inicio del barranco que desciende con elevada pendiente hasta el río Ebro, 300 metros más abajo. El sendero baja con decisión introduciéndose con rapidez en el bosque donde se hallan los primeros ejemplares de tejos. Antes de penetrar, nos tomamos un descanso porque las vistas que tenemos desde aquí sobre el Desfiladero de la Horadada son extraordinarias.


Video de la Horadada desde la cabecera del barranco de los tejos




De fondo, tenemos las tupidas y agrestes cumbres de la Sierra de la Llana. Es buen sitio para descansar y tomar aire antes de emprender el descenso.

Desde la cabecera del barranco divisamos la Sierra de la Llana.
Seguimos y entramos por fin en el bosque. Nada más penetrar, descubrimos los magníficos ejemplares de tejos, objeto de nuestra visita. Se trata de enormes árboles, todos centenarios que gozan de protección. Se conservan 64 unidades y cada uno está numerado con una chapita identificativa. Caminamos entre ellos por terreno muy desigual.
La humedad es muy elevada, por lo que hay que caminar con mucha precaución porque el suelo es muy resbaladizo al haber además muchas hojas caídas.
Notamos la humedad en nuestros cuerpos y equipos, todo queda empapado, pese a que estamos aún a finales del verano. La senda que traíamos desde arriba se difumina zigzagueando entre los enormes árboles. Lo angosto del barranco y lo elevado de las copas de los árboles hace que haya poca luz, pareciendo que caminamos por un bosque fantasma.

Video del bosque de los tejos





Dejamos los tejos atrás, que solo ocupan la parte más superior del barranco y continuamos el descenso. La senda es muy estrecha y la vegetación amenaza en cada momento con engullirlo. Pero no hay pérdida posible, porque no hay manera de salirse de él. En su parte final, se abre paso entre los paredones rocosos que caen sobre el fondo del desfiladero. Nos acercamos a él perdiendo altitud con rapidez.


Llegamos por fin a la base del barranco, directamente sobre la carretera de Oña a Trespaderne. Estamos en pleno Desfiladero de la Horadada.

Sendero en el tramo final del barranco.


La Sierra de la Llana frente a nosotros. A la izquierda, el pico Larra, a la derecha, el Miradores.
El retorno a Panizares desde aquí es problemático. Volver por el mismo itinerario, barranco arriba, no tiene gran atractivo porque sería muy duro remontar la elevada pendiente del sendero. Así que lo mejor, es retornar por el interior de la Sierra de la Tesla, donde entraremos desde el pueblo de Tartalés de Cilla. Desde él, atravesaremos el cordal sur de la sierra por un portillo para desde allí descender ya a Panizares, en el Valle de Valdivielso.

Recorremos medio kilómetro por la carretera de Oña a Trespaderne.
Así pues, continuamos por la carretera los apenas 500 metros que nos separan del desvío por la izquierda que sube a Tartalés. Justo allí, se encuentran las Cuevas de los Portugueses, conjunto de eremitorios excavados en la roca en la Alta Edad Media, que podemos visitar.


Subimos por la carretera hasta Tartalés de Cilla. El pueblo se asienta sobre un llano entre los dos cordales de la sierra y es de reducidas dimensiones. A la entrada del pueblo podemos reponer fuerzas, tomar agua de la fuente y visitar la iglesita románica.



Tartalés de Cilla


Por el extremo del pueblo sale la pista que recorriendo el interior de la Tesla se dirige al otro Tartalés, el apellidado de los Montes, ubicado a unos 7 kilómetros en pleno corazón de la sierra. Pero justo nada más partir, encontramos un panel indicando el camino por la izquierda que sube al eremitorio de San Pedro. Salimos y por un estrecho sendero, en apenas cinco minutos llegamos a las peñas donde se excavó el eremitorio, en la Alta Edad Media. Su ubicación es estratégica, sobre el pueblo y con buenas vistas sobre la Horadada.


Eremitorio de San Pedro

Una vez visitado, regresamos a la pista que une los dos Tartalés y continuamos en dirección al interior a la sierra. Por ella tenemos que caminar entre pinares casi tres kilómetros y medio. El camino es placentero, fácil, solo oímos el canto de los pájaros, no hay ruidos.. Aunque esta pista es utilizada para conectar los dos pueblos, no pasa ningún vehículo durante los tres cuartos de hora que transitamos por ella.
Dejamos Tartalés de Cilla atrás y nos adentramos en el interior de la sierra.
Camino de los Tartalés.
Salimos del bosque y nos situamos sobre un gran claro despejado de árboles, donde se juntan y unen varias pistas y caminos. Aquí, debemos tomar el sendero que sale por nuestra izquierda y se dirige hacia un cortafuegos. 


Tomamos el camino que se dirige hacia un cortafuegos. 
Nos salimos de la pista principal y continuamos por un sendero que gana altitud con suavidad hacia el mencionado cortafuegos. Poco antes de su comienzo, nos desviamos a la derecha por un marcado camino que se introduce rápidamente en un tupido pinar.


Este sendero, sin pérdida, asciende hacia el portillo por el que atravesaremos la sierra y bajaremos al Valle de Valdivielso. El camino, en buen estado, sube vertiginosamente entre pinares primero y hayas más tarde. 


A medida que subimos, las vistas sobre la ladera septentrional de la Tesla (la que posee mayores alturas) se van agrandando. Hacemos buenas fotos y disfrutamos de buenas panorámicas. Por fin llegamos al portillo, un pequeño paso entre los riscos del cordal sur de la Tesla. A la izquierda, vemos la senda que asciende hasta el pico Coronilla. Su visita ha sido ya publicada en la entrada Sendero de Escalera. El entorno del portillo es buen lugar para descansar y relajarse contemplando los dos valles, antes de emprender el descenso final hacia Panizares.

Alcanzamos el portillo que atraviesa la sierra.
Desde el portillo disfrutamos de extraordinarias panorámicas sobre el Valle de Valdivielso.
Reemprendemos la marcha y nos incorporamos al camino que desciende. Éste es evidente y no hay pérdida alguna. Ya describimos este descenso en la entrada Sendero de Escalera. Se trata de la empinada senda que sube desde Panizares hasta el Alto de la Coronilla y cubre un desnivel de más de 600 metros discurriendo entre riscos y peñascos.

En el descenso, contemplamos los bellísimos Cuchillos de Panizares a nuestra derecha.
Así pues el descenso es vertiginoso y cubrimos rápidamente el desnivel. Aunque hay que tomar un mínimo de precaución, el sendero es seguro y cómodo. A nuestra derecha pasamos cerca de la magnífica estructura kárstica de los Cuchillos de Panizares.

Los Cuchillos de Panizares vistos desde el pueblo del mismo nombre.
Un pequeño esfuerzo final, y tras casi cinco horas, entramos en Panizares, origen de la magnífica excursión que hemos realizado.

Volvemos a Panizares, en el Valle de Valdivielso.


LOS TEJOS DE LA HORADADA
Dificultad
Media-alta por su longitud y ausencia de señalización.
Ciclable
Excepto el barranco de los tejos, todo el itinerario es ciclable.
Circular
Sí.
Orientación
Difícil por los continuos enlaces.
Época recomendable
Todo el año.
Inicio
Panizares.
Distancia de Burgos
70 kilómetros.
Tiempo total
4 horas 50 minutos.
Distancia total
15 kilómetros.
Interés
Bosque de tejos, pueblos pintorescos de Panizares y Tartalés de Cilla, eremitorio rupestre de San Pedro, paisajes de la Sierra de la Tesla y Llana.
Altitud mínima
530 m.
Altitud máxima
1056 m.
Mapas
1:50000: 0136-Oña.
1:25000: 0136-1 Trespaderne.




Notas:

- Aunque los caminos y pistas están en buen estado, los continuos cambios y enlaces hacen que la ruta pueda ser difícil si no se lleva un GPS o mapas.
- Como se ha descrito, el descenso a la Horadada por el bosque de los tejos se produce por un estrecho sendero entre vegetación donde el terreno es muy resbaladizo en algunos puntos.
- El eremitorio de San Pedro está muy cerca de Tartalés de Cilla y junto a la pista a Tartalés de los Montes. Su visita es muy aconsejable y solo prolonga la ruta en unos quince minutos.



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1 comentario:

  1. Debemos preservar y cuidar el bosque de los tejos sin dañarlos, para disfrutarlos no hace falta subirse ni colgarse de ellos. Su entorno también es necesario para el hábitat. Pasar sin dejar huella...Esto no lo volveremos a tener. Gracias.

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