lunes, 31 de mayo de 2021

Monte de Caborredondo

Caborredondo se ubica en un tranquilo vallejo a medio camino entre la localidad de  Temiño y el Santuario de Santa Casilda. El pueblo fue prácticamente abandonado hace ya algunas décadas y hoy solo mantiene cierta actividad ganadera y agrícola. Al sur del caserío se extiende una alargada alineación montañosa que se desarrolla de oeste a este y conecta el sector más oriental de la Sierra de Ubierna con las montañas de la Bureba. Partiendo de Caborredondo, visitamos estos parajes en primavera, la época más apropiada.


Monte de Caborredondof

Llegaremos a Caborredondo saliendo desde Burgos por la carretera de Poza de la Sal. Nada más pasar Temiño, tomaremos el desvío a la derecha hacia el Santuario de Santa Casilda. En apenas 4 kilómetros, alcanzamos un nuevo cruce que lleva al pueblo. En total, no son más de veinte minutos lo que tardamos desde la capital.


Caborredondo


Como hemos comentado, Caborredondo, hoy entidad menor del municipio de Galbarros, fue prácticamente abandonado hace ya algunas décadas aunque aún hay cierta actividad agrarias. La mayoría del caserío está arruinado y los restos de sus muros se desparraman por la ladera que baja desde la iglesia hasta la orilla del arroyo del Diablo. En la parte baja, próximos a unas huertas, dejaremos el coche y nos preparamos para la caminata.

Paisaje primaveral en el vallejo de Caborredondo.
Estamos en primavera, el campo está en su máximo esplendor y la excursión, que discurrirá por lugares prácticamente ignotos y se presume tranquila, promete. Saldremos del pueblo, atravesando el arroyo primero, entre huertas, para continuar por una marcada pista que asciende con suavidad.



Tras atravesar varios campos de cultivo, iniciamos la ascensión por la ladera norte de la sierra.

Subimos por la ladera norte del monte.
Tras llegar hasta las puertas de un cercado para ganado, la pista gira 180 grados a la derecha e inicia el ascenso hacia la loma superior del monte. Poco a poco vamos visualizando abajo Caborredondo y su valle si miramos hacia el norte.


Con facilidad, alcanzamos un gran llano transversal, cerca de la Rasa, desde donde contemplamos el valle cerrado por donde discurre el arroyo de la Nava.


Al fondo, la garganta del arroyo de la Nava.
Vemos también desde lejos la salida del arroyo a través de un frondoso barranco en su camino hacia los llanos de la Bureba. Nuestro plan es pasar por él, aunque tenemos en principio ciertas dudas sobre su viabilidad.

Pequeño  humedal primaveral cerca de la entrada del barranco.
En primer lugar debemos atravesar una pequeña mancha de bosque para alcanzar la orilla del arroyo. Pasamos junto a un pilón para ganado, cerca de la cual hay una gran charca atiborrada de ranas croando.

Entrada al barranco. El arroyo afortunadamente está seco.
Es aquí desde donde acometemos la travesía por el barranco. En un primer tramo, parece bastante viable. Podemos caminar directamente sobre el lecho seco del arroyo. Pero según nos vamos adentrando, el cauce se va estrechando, la vegetación es más exuberante y nos cuesta avanzar.


Enseguida, tenemos que salvar por la izquierda una barrera de vegetación. Retornamos al lecho seco y continuamos.

Atravesamos los tramos más angostos de barranco.
Próximos a la salida sur, las paredes que flanquean esta pequeña  garganta alcanzan su máxima verticalidad y altura, conformando un bello paraje natural.


Salimos poco a poco y ya vemos en la lejanía la llanura, pero aún nos espera lo más difícil de la travesía por este barranco. Antes de abandonarlo, tenemos que atravesar un frondoso bosquete que nos obliga a sortear las ramas y realizar pequeñas trepadas por la ladera.


Con gran alivio, tras superar los últimos tramos, desembocamos en el gran valle que separa el monte que acabamos de atravesar con la línea de alturas y peñas que se alienan entre Monasterio de Rodilla y Temiño.

Salida al valle desde el barranco.
Una vez en el llano, nos incorporamos al camino de Temiño, que unía esta localidad con Santa Olalla de Bureba siguiendo el valle del arroyo de la Nava. Frente a nosotros, mirando hacia el sur, la línea de alturas donde se asienta el Castillo de Monasterio de Rodilla y enlaza  con los roquedos de la Peña Mortero.

Caminamos unos dos kilómetros entre los sembrados.
Esta pista se abre paso entre los campos sembrados. Con comodidad avanzamos valle abajo.


A la derecha nos acompaña la serie de elevaciones del monte que acabamos de atravesar y por las cuales retornaremos.


En unos dos kilómetros, la pista se aproxima a la ladera. Entramos en un bosque y seguimos durante medio kilómetro bajo cubierta vegetal.


Antes de que la pista gire hacia la izquierda para dirigirse hacia el pequeño y encantador valle del arroyo de la Viguilla, cuya visita ya hemos publicado en este blog. Nos salimos de ella por la derecha y nos internamos en otro valle, denominado en los mapas como Vallejo de Valdoco.


Otro arroyo, también llamado de la Nava, tiene su nacedero en estos roquedos.

La pista sube por el Vallejo de Valdoco.
Justo al fondo de este entrante, pasamos junto a unos grandes corrales en ruinas, que nos hacen una idea de la gran actividad ganadera que tuvo que haber por estos parajes no hace tanto tiempo.

Naves con actividad ganadera en la actualidad.
La pista gana entidad e iniciamos el ascenso hacia lo alto del monte. Después de realizar varios giros, nos plantamos sobre la loma.


Ahora solo tenemos que avanzar por esta pista, en muy buen estado, que se adentra en el monte y siguiendo la cuerda central de esta pequeña sierra. El camino es muy cómodo y no tiene pérdida.


En unos dos kilómetros, dejamos el bosque. El camino continua por unas extensas praderas: Es el paraje llamado Alto de la Novilla. Desde lejos visualizamos la altura máxima de estas elevaciones, culminada en el mogote de la Rasa (1070 metros), donde hay un hito geodésico. Buenas vistas, sobre todo hacia el norte, donde divisamos de nuevo las casas de Caborredondo y su valle.


Hito en el alto de la Rasa (1070 metros), punto más alto de la sierra.
Desde esta pequeña cima, solo tenemos ya que retornar a la pista que traíamos y continuamos caminando por ella de oeste a este.

Praderas en el entorno de la Rasa.


Enseguida enlazamos con el camino que subía desde el valle.


En el descenso, acortamos bajando directamente al valle por un estrecho camino, justo  en la  vertical de Caborredondo. Alcanzamos la linde de los sembrados.

Descendemos al valle de Caborredondo.
Solo tenemos que enlazar, siguiendo este camino, con la amplia pista por la que ya pasamos cuando partimos de Caborredondo.


Enseguida llegaremos al pueblo, finalizando la excursión.

Entramos de nuevo en Caborredondo
Antes de irnos, damos una vuelta por las ruinas del pueblo. El silencio es total.



Llama la atención el buen estado de conservación de los muros de la iglesia del Patrocinio de Nuestra Señora, ubicada en lo más alto del pueblo.


Iglesia del Patrocinio de Nuestra Señora, ubicada en lo más alto del pueblo.


MONTE DE CABORREDONDO
Espacio natural
Alfoz de Burgos.
Dificultad
Media. El paso por el barranco del arroyo de la Nava no es sencillo y puede disuadir a algunos de atravesarlo. El resto de la excursión transcurre por pistas sin señalizar.
Tipo de camino
Pistas por el monte y entre sembrados. Vereda y terreno libre por el barranco del arroyo de la Nava.
Ciclable
Todo el recorrido es perfectamente ciclable excepto el paso por  el barranco del arroyo de la Nava que por otra parte puede evitarse.
Agua potable
No encontraremos. Evitar beber del arroyo al estar frecuentado por ganado.
Tipo de marcha
Circular.
Orientación
Difícil. No está señalizado y son múltiples los cruces por los que pasaremos.
Época recomendable
La primavera es sin duda la mejor época. Evitar los días calurosos del verano porque no hay prácticamente sombra en todo el recorrido.
Inicio
Caborredondo.
Distancia de Burgos
28,8 kilómetros.
Tiempo total
3 horas 45 minutos.
Tiempos de marcha
Caborredondo-Valle de la Nava: 1 hora 35 minutos; Valle de la Nava-Caborredondo: 2 horas.
Distancia total
13,5 kilómetros.
Interés
Ruinas e iglesia de Caborredondo, La Nava, barranco del arroyo de la Nava, paisaje primaveral, monte de carrascas.
Altitud mínima
925 m.
Altitud máxima
1062 m.
Desnivel acumulado
329 m.
Mapas
1:50000: 0201 Belorado.
1:25000: 0201-1 Monasterio de Rodilla.




Notas:
- Caborredondo y su valle se hallan muy cerca de Burgos y es fácil acceder.
- Tanto el pueblo como su monte son muy poco visitados, si no se conoce la zona, es mejor no ir solo.
- La visita merece la pena especialmente durante la primavera tardía. En épocas lluviosas, podremos encontrar barro y agua en el arroyo, que nos impida atravesarlo. 
- Al no haber sombra en casi todo el recorrido, no es recomendable realizar esta ruta en verano y en días de mucho calor.
- La orientación no es sencilla, no hay ningún tipo de señalización. Llevar GPS.
- Excepto el paso del barranco del arroyo de la Nava, todo el recorrido transcurre por pistas y es bastante cómodo.
- El paso del barranco no es fácil. Aunque el arroyo suele estar seco, el cauce es agreste, con frecuentes escalones rocosos y hay que sortear murallas de vegetación en algunos puntos. La salida al valle es dificultosa al tener que atravesar un cerrado bosquete de robles con poco espacio para avanzar.







Mapa topográfico



Perfil de elevación


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viernes, 28 de mayo de 2021

Peña Ulaña: Royo Cinto

Nueva visita a la siempre magnífica y cautivadora Peña Ulaña, la mayor de todas las loras burgalesas. En esta ocasión subiremos hasta la cima del Royo Cinto, la mayor cota de su extremo noroeste. Aunque no es el punto a mayor altura de la Peña Ulaña, sí la  más visual y prominente de esta lora. Por el camino, pasaremos junto a los restos de muralla procedente de la Edad del Hierro. La ruta transcurre en gran parte por terreno agreste y rocoso, fuera de pistas o senderos.


Peña Ulañaf

La Ulaña vista desde la vecina Peña Amaya.
Partiremos desde la localidad de Humada, ubicada bajo los cantiles rocosos de la Peña Ulaña en su sector septentrional. Llegaremos desde Burgos saliendo por la carretera de Aguilar. Tras desviarnos hacia Talamillo del Tozo, entraremos en las Loras siguiendo por el valle de Humada hasta llegar a la localidad del mismo nombre. En cualquiera de las calles del pueblo, dejaremos el coche.

Humada ocupa una posición central entre varias loras.
Estamos bajo la ladera NO. de la majestuosa peña y desde Humada parece inaccesible cualquier intento de subir a su cima. Abandonaremos el pueblo por el sur siguiendo un antiguo sendero, hoy casi cerrado por la vegetación y que transcurre en paralelo a la ladera sur.

Los cantiles de la Ulaña se elevan al sur del pueblo.
Los farallones rocosos nos acompañarán a nuestra izquierda.

Salimos de Humada siguiendo una tenue senda que se abre paso entre la vegetación.
Este sendero desaparece o se difumina pronto, así que tenemos que continuar por terreno abierto, sin ninguna traza. Avanzamos por terreno herboso, a ratos con aulagas, superando pequeñas barranqueras sin ninguna dificultad. Tenemos que ir atentos donde pisamos.



El plan es desviarnos hacia alguna apertura o brecha a nuestra izquierda que nos permita superar la barrera rocosa y alcanzar la meseta.

Es temprano y las sombras aún cubren las loras.
Pero la vertiente de la peña en este sector es muy agreste y cae formando espectaculares cortados que hacen inviable cualquier intento de ascender durante muchos metros. Atravesamos un bosquete hasta por fin, alcanzar la base de una pequeña brecha, visible desde lejos, que nos parece viable.


Remontamos la ladera para alcanzar la base de este pasillo, que no es más que un gran desprendimiento rocoso que provocó una brecha en la pared.

Avanzamos por terreno libre por la ladera sur.
La pendiente es aguda, pero la distancia y el desnivel a superar no es excesivo.

Remontamos un corredor rocoso hasta alcanzar la meseta cimera.
Poco a poco, ayudándonos de las manos en alguna ocasión, vamos remontando este pasillo hasta alcanzar por fin la meseta superior.


La plataforma de la Ulaña es una inmensa llanura rocosa, un gran páramo prácticamente plano, desprovisto casi en su totalidad de arbolado. Asemeja una isla variada navegando por la comarca de las loras.

Panorámica hacia el SE. Destaca la bellísima Peña Castillo.
Mirando por el borde hacia el SE; a nuestra izquierda, desde el punto en que estamos, visualizamos la bonita Peña Castillo. Se aprecia claramente que no es más que un saliente del sinclinal de la Ulaña que ha quedado aislado tras la erosión de millones de años.


Nuestro plan ahora es dirigirnos hacia el extremo norte. Es sencillo caminar, el terreno es completamente plano y no hay obstáculos. La orientación es intuitiva.


Pero antes, nos damos un paseo por la paramera y la atravesamos para asomarnos por el borde norte. Frente a nosotros abajo el Valle de Humada una vez más,  cerrado por el NE. por la gran barrera rocosa de la Peña Lora.

Vistas hacia el norte: Valle de Humada en primer término.
A la izquierda, abajo, las casas de Humada, desde donde hemos partido para subir.


Continuamos la excursión, ahora sí, dirigiéndonos hacia el extremo NO. No hay obstáculos, la peña es una inmensa paramera rocosa, fácil de recorrer. Espacio abiertos, horizontes infinitos.

Muralla celtibérica.
Pero antes de llegar al Royo Cinto, el punto más alto, atravesaremos los restos del castro celtibérico que hubo aquí. Tal como hemos leído, destacan los restos de la muralla que cierra de lado a lado este extremo en su punto más estrecho. Efectivamente alcanzamos el terraplén de este antiguo muro, muy evidente y visible. Del lado norte, se aprecian alineamientos, restos de las antiguas casas.

La altura y anchura de este talud indican que debió tener una gran altura y protegía este extremo de la peña por el único lado accesible.

Salta a la vista las grandes proporciones que debió tener la muralla celtibérica.
Desde la muralla, solo tenemos que cubrir los escasos 800 metros que nos separan del hito que marca la cima del Royo Cinto (1172 metros). Gran balconada sobre las loras. Fuertes cortados a nuestros pies sobre otra grada rocosa a un nivel inferior.


Camino del punto más alto del extremo NO.: el Royo Cinto.
En algunos mapas se le denomina a esta cima como Arroyo Tinto.


Es poco lo que destaca sobre el entorno, pero visto desde la plataforma inferior o el valle, es un espectacular risco elevado 200 metros sobre la llanura.

Cota del Royo Cinto (1172 metros).
Impresionantes vistas hacia el NE. sobre las majestuosas peñas Amaya y Albacastro. Es pronto y aún están sumergidas en la niebla.


Desde la balconada del Royo Cinto parece complicado descender hacia el NO. Hay un desnivel vertical de unos cien metros que hace inviable progresar por aquí.

Magnífica vista sobre la majestuosa Peña de Albacastro.
Emprendemos el regreso por la vertiente norte buscando de nuevo el mejor sector que nos permita descender.

Extremo norte de la Ulaña con Amaya y Albacastro de fondo.

Portillo de descenso, también por terreno libre.
Nos dirigimos entonces hasta el borde norte, muy cercano y emprendemos sin tantear mucho el descenso por la ladera, de nuevo sin caminos claros.

Humada a nuestros pies.
La vegetación no es excesiva y podemos ir perdiendo altura con cierta comodidad, siempre evitando los pasos más sucios. Poco a poco perdemos altura.


Ya cerca del llano, nos incorporamos a una gran pista.
Virando hacia la derecha, enlazamos con un viejo camino que veíamos desde lejos y que parece subir desde el valle hacia algún punto del borde de la peña. Por él, seguimos perdiendo altura hasta toparnos con un gran sembrado.


Tenemos que bordear su linde, con alguna dificultad. Sin mayores esfuerzos, alcanzamos el camino de Carrahedo, una amplia pista que viene de Humada y utilizada para acceder a los campos de la zona.

Último tramo por el llano hacia Humada.
Este camino se desarrolla en paralelo a la ladera y se dirige a Humada. Durante esta travesía, admiramos las laderas rocosas de esta parte de la Ulaña. También contemplamos frente a nosotros las omnipresentes siluetas de las moles de Amaya y Albacastro que se elevan sobre las casas de Humada.


Vista primaveral de Humada.
La sugestiva silueta de Amaya domina siempre el horizonte.
Finalizamos la excursión en Humada. Podemos antes de irnos, acercarnos a su iglesia y antigua ermita, esta última ubicada sobre un altozano al este del pueblo y junto al antiguo cementerio.




ROYO CINTO
Espacio natural
Peña Ulaña (Loras burgalesas).
Dificultad
Media. La única dificultad apreciable es el transcurrir la ruta por terreno agreste sin caminos, lo que puede disuadir a algunos.
Tipo de camino
Terreno rocoso sin caminos..
Ciclable
No.
Agua potable
Solo encontraremos en Humada.
Tipo de marcha
Circular.
Orientación
Difícil si no se conoce la zona. No hay ninguna señalización.
Inicio
Humada.
Distancia de Burgos
63 kilómetros.
Tiempo total
3 horas 30 minutos.
Tiempos de marcha
Humada-Royo Cinto: 2 horas; Royo Cinto-Humada: 1 hora.
Distancia total
8,62 kilómetros.
Interés
Peña Ulaña, terreno agreste, vistas sobre la Peña Amaya y las Loras.
Altitud mínima
946 m.
Altitud máxima
1171 m.
Desnivel acumulado
404 m.
Mapas
1:50000: 0166 Villadiego; 0134 Polientes;
1:25000: 0166-1 Amaya; 0134-3 Quintanas de Valdelucio.



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Notas:
- La excursión, aunque no se puede catalogar de difícil, sí que transcurre por terreno complicado por las laderas que puede resultar fatigoso  y tedioso si no se está acostumbrado.
- Es conveniente GPS para no encontrar los pasos de subida y bajada. La progresión por la meseta cimera es bastante evidente.
- La parte superior de la Ulaña es un extenso páramo sin protección sujeto a fuertes vientos y frío en invierno y fuerte calor sin sombra en verano. Evitar los días de tiempo extremo.


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