lunes, 4 de mayo de 2020

Cañones del Ebro y Rudrón: miradores y meandro de Castrosiero

Tras la desaparición de la pasarela sobre el Ebro entre Valdelateja y Pesquera, ascendemos por los riscos desde el río hasta alcanzar el camino de Cortiguera. En el retorno a Valdelateja, nos asomamos por el nuevo mirador para admirar la curva de 180 grados que el Ebro realiza allí. Antes de descender, recorremos el sendero colgado sobre la roca que rodea el antiguo meandro del Rudrón, completando la visita a una atractiva y bastante desconocida zona de los Cañones del Ebro y Rudrón. La excursión es eminentemente visual.


Cañón del Ebro
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El recorrido partirá desde la localidad de Valdelateja, emplazada muy cerca de la confluencia del río Rudrón en el Ebro. En este blog ya se han descrito varias rutas partiendo desde este pueblo, ubicado en un espectacular paraje. Llegaremos desde Burgos por la N-623. Valdelateja se encuentra en el fondo de un meandro, a la derecha de la carretera. Poco después de sobrepasar San Felices del Rudrón, hay que estar atentos para tomar este desvío a mano derecha. Las estrechas calles del pueblo no permiten el paso de vehículos más que para los vecinos autorizados, por lo que dejaremos el coche en el aparcamiento habilitado al efecto a la entrada de la localidad.


El plan es seguir la orilla derecha del Ebro hasta llegar al punto donde se ubicó el hoy derruido puente que cruzaba el río. Desde allí, remontaremos la ladera derecha del cañón para enlazar con el camino de Cortiguera y retornar a Valdelateja.

Imagen de Castrosiero con el Rudrón a sus pies.
Entramos en las calles de Valdelateja y atravesamos el puente sobre el Rudrón, que divide la población en dos barrios. Subimos hasta la parte trasera de la iglesia, donde nace el camino que sigue la orilla del Rudrón.

El camino de Pesquera nace a la salida del pueblo y
sigue la orilla del Rudrón a un nivel superior.
Dejamos las últimas casas del pueblo y nos adentramos en el interior del cañón. Ya desde el pueblo, advertimos que el Rudrón baja muy caudaloso, gracias a las copiosas lluvias otoñales (la excursión se realizó al comienzo del invierno).


Como ya hemos relatado en otras entradas en este blog, este tramo del cañón discurre a gran altura sobre el nivel del río. Por esta circunstancia, la espesa vegetación nos impide visualizar con claridad la superficie del agua así como ser casi imposible cualquier intento de bajar hasta la orilla.


Punto donde el Rudrón desemboca en el Ebro.
Aún así, guiados por nuestro GPS, intentamos descender todo lo que podemos justo en el lugar donde el Rudrón vierte sus aguas en el Ebro. Podemos llegar a ver un poco de este punto de confluencia de aguas entre los árboles, pero no vemos manera de llegar hasta el sitio exacto de la desembocadura. Poco más adelante, tras describir algunas curvas, llegaremos al lugar donde se ubicaba el puente que cruzaba el Ebro. Al otro lado del río, en la otra orilla, vemos el edificio, hoy arruinado, de la antigua estación hidroeléctrica. Como sabíamos, el puente continua desaparecido, tras su colapso por el ímpetu del agua hace ya más de un año. Advertimos, que poco queda de él, más allá de los muñones que quedan en las dos orillas. El resto se lo ha llevado el río. El Ebro baja con mucha fuerza.


Pero tal como era nuestro objetivo, la excursión no termina aquí. Por nuestra derecha, se ha rehabilitado un viejo sendero que remonta la ladera desde la orilla y nos permite continuar. Desde donde nos ubicamos parece realmente complicada esta ascensión vistos los cortados que caen a pico sobre el río. Una indicación nos señala este sendero. Seguimos por él.


Este camino, bastante estrecho, no emprende una subida inmediata, sino que discurre aún bastantes metros a poca distancia de la orilla, con poca pendiente. La vegetación amenaza con invadirlo todo, pero el sendero se abre paso siempre. El suelo se mantiene firme y no es complicado avanzar.


En unos quince minutos, el camino comienza a inclinarse, describiendo algunos meandros para aligerar la pendiente. La muralla vegetal desaparece y ya podemos disfrutar del paisaje, tomando conciencia de donde nos encontramos. Las vistas sobre el fondo del cañón son extraordinarias.

Seguimos subiendo por un estrecho sendero.
El sendero poco a poco se va acercando a la pared rocosa y de nuevo nos parece imposible que pueda haber continuación. La ladera cae a pico en vertical formando espectaculares espolones rocosos.


En cada curva del sendero descubrimos nuevas perspectivas del cañón, descubrimos nuevos rincones que nos incitan a parar y hacer fotos.


Espectacular farallón rocoso, bajo el cual pasamos.
A nuestra derecha, dejamos un gran abrigo de curiosas formas. Llegamos ya a la pared rocosa.


Una vuelta más y el sendero, tras una pequeña y fácil trepada, nos dejará sobre el borde rocoso del páramo. El paisaje que disfrutamos aquí es sencillamente excepcional. Paramos, comemos algo, descansamos, nos recreamos con la vista. Contemplamos los buitres sobrevolando el cañón. El camino de Cortiguera discurre a poca distancia de donde estamos, no tenemos prisa en retornar a Valdelateja.

Obtenemos magníficas panorámicas sobre el fondo del cañón.
El silencio es casi absoluto, únicamente escucharemos el rumor de las aguas del Ebro abajo.


Buitre transportando ramas a su nido.

Tras este reposo, nos incorporamos al camino y después de atravesar un campo de labor. A mano izquierda llegaríamos en apenas veinte minutos a Cortiguera, que no se ve desde aquí. Seguimos por el lado derecho en dirección a Valdelateja.

Camino de Cortiguera a Valdelateja.
El plan es conocido, continuar hasta llegar al borde del páramo y descender a Valdelateja por el camino carretero que ya hemos recorrido en otras excursiones y es el más habitual para los que realizan esta ruta.



Durante este trayecto, nos acercamos de vez en cuando al borde del páramo en los puntos en que el camino más se acerca al abismo. Si nos apartamos en ciertos lugares estratégicos, descubriremos otras vistas, otros ángulos desde donde admirar el cañón.

Otra buena vista sobre el cañón.
Ya muy cerca del camino de bajada, encontramos un panel indicando un mirador.
Seguimos por el camino de Cortiguera.
Una señal nos indica la salida al mirador.

Salimos del camino y seguimos el sendero que baja hacia el borde. Efectivamente en unos cien metros, llega al mirador donde hay un balcón metálico y un banco para sentarse. Parece de reciente construcción. El mirador es magnífico. Es éste el punto exacto donde el Ebro describe una curva de 180 grados. El paisaje desde aquí es grandioso.



Este meandro nos recuerda mucho a otra curva similar que el río realiza, aguas arriba, a la altura de la localidad de Orbaneja del Castillo (ver entrada 
Cañón del Ebro en bicicleta).



La reja metálica nos permite acercarnos todo lo posible al borde sin peligro y admirar mejor el paisaje.

En esta panorámica observamos bien el giro de 180 grados que realiza el Ebro.
Como puede comprobarse en las fotos, el lugar invita a la contemplación serena, a disfrutar de este espectáculo natural. Se observa perfectamente el punto en que el Rudrón desemboca en el Ebro, esta vez desde arriba. También atisbamos los meandros que el río ha excavado en el páramo en su camino hasta aquí.



Volvemos. En algo más de medio kilómetro, llegaremos al desvío (si continuáramos por el camino, llegaríamos a la remota localidad de Nocedo). Salimos por la derecha. El sendero se introduce de nuevo en el bosque.

El camino se acerca al punto de descenso a Valdelateja. La cima de Castrosiero asoma ya al fondo.
Llegamos al borde. Es éste otro de los puntos icónicos del Cañón del Ebro: contemplamos el peñón calizo de Castrosiero elevándose espectacularmente sobre el río Rudrón a modo de isla. En su cima plana, distinguimos la muy antigua ermita de Santa Centola. Nos parece que está ubicada a la misma altura que nosotros.


Como sabemos, este camino desciende por la derecha hacia el fondo del cañón, donde se encuentra Valdelateja, pero nos preguntamos si es posible recorrer el meandro seco que rodea la peña de Siero, también llamada Castrosiero. En los mapas, aparecen antiguos caminos, que nos incitan a su exploración. La vegetación no obstante, parece que lo ha invadido todo y hay dudas sobre su viabilidad.


Pero efectivamente, tras realizar algunos intentos, comprobamos que hay continuidad y es posible caminar por una estrecha repisa pegada a la roca. Seguimos. En algunos puntos, las piedras caídas nos obstaculizan un poco el avance, especialmente en los lugares en que el sendero se acerca peligrosamente al abismo. No obstante, sin demasiados apuros, conseguimos ir rodeando poco a poco Castrosiero por este camino.

Llegamos al fondo del meandro, justo en la base de un barranco seco.
Las vistas sobre la majestuosa peña de Siero son nuevas desde aquí. A medida que avanzamos, vamos contemplándola desde otros ángulos. Nos parece como una isla en medio del mar que es el fondo del cañón.


Nos vamos acercando hasta el fondo del barranco donde parece que en su día debió haber un arroyo y seguramente alguna antigua cascada. Llegamos y observamos que hoy solo es un caos de rocas desprendidas. La vegetación lo invade todo y no hay ningún curso o arroyo de agua. Comprobamos la imposibilidad de remontar por este barranco hacia el páramo. Algunos bloques son realmente de dimensiones considerables, producto de la intensa erosión que aún hoy sigue esculpiendo el cañón lentamente.


Majestuosa panorámica de Siero desde el fondo del valle.
Sobrepasamos el barranco para proseguir por el borde sur. Desde aquí el sendero se estrecha aún más y se adentra en la vegetación. Nos parece que ya no hay continuidad posible, pero a medida que avanzamos, comprobamos que siempre hay progreso posible. La traza del camino existe, debió ser usado en la antigüedad por los vecinos de Siero para acceder al páramo y comunicarse con Cortiguera.



Poco a poco, el camino inicia un suave descenso. En poco, vemos ya las casas del despoblado de Siero a los pies de Castrosiero. A nuestra derecha, la silueta troncocónica de Castrosiero se engrandece a medida que perdemos altura.

Ruinas de Siero en la base del castro.
Llegamos a un collado, muy cerca de las casas de Siero, en su día habitadas, hoy totalmente vacías y en ruina. Pasamos junto a restos de lo que pudieron ser huertos cultivados, hoy en total abandono. El camino, gira a la derecha y continua descendiendo hacia el fondo del meandro seco y será el que nos devuelva a Valdelateja. Sorprende su buena traza y gran anchura, seguramente fue hábil para el desplazamiento de carros.

El fondo del meandro visto desde abajo.
Vamos rodeando Castrosiero por él y el camino se retuerce perdiendo altura más y más camino del nivel base del río. En su día el río Rudrón pasaba por aquí ya que esculpió el páramo y excavó el cañón.


A causa de ciertos procesos geológicos, el río horadó el páramo por el lado que vemos hoy encontrando su nivel base (es posible que Castrosiero fuera en algún momento de su existencia una isla) y provocando la sedimentación y posterior colmatación del antiguo lecho del río Rudrón.

Seguimos descendiendo hacia Valdelateja por el fondo del meandro.

Muy cerca de las casas de Valdelateja aún ocultas, encontramos restos de muretes, antiguos huertos, pasamanos en los tramos más estrechos.



El camino alcanza ya el llano, a la vista de las casas del pueblo.


Tras dejar a la derecha el camino que bajaba desde el páramo y, poco más adelante, el que bordea la base de Castrosiero por nuestra izquierda, entramos enseguida en las primeras casas de Valdelateja, finalizando esta interesantísima y muy panorámica excursión.




MIRADORES Y MEANDRO DE CASTROSIERO
Espacio natural
Cañones del Ebro y Rudrón.
Dificultad
Baja.
Tipo de camino
Senderos de montaña.
Ciclable
No.
Agua potable
Solo encontraremos en el pueblo de Valdelateja.
Tipo de marcha
Circular.
Orientación
Fácil, está bastante bien señalizado en todo momento. El retorno por el meandro es bastante intuitivo.
Época recomendable
Todo el año, evitando siempre los días lluviosos o nublados, frecuentes en la zona y que nos impedirían disfrutar del paisaje.
Inicio
Valdelateja.
Distancia de Burgos
56,8 kilómetros.
Tiempo total
4 horas 10 minutos.
Tiempos de marcha
Vadelateja-Mirador: 3 horas (con parada para comer); Mirador-Valdelateja: 1 hora.
Distancia total
11,3 kilómetros.
Interés
Vistas sobre el Cañón del Ebro, interior del meandro de Castrosiero, pueblo de Valdelateja, miradores.
Altitud mínima
632 m.
Altitud máxima
853 m.
Desnivel acumulado
688 m.
Mapas
1:50000: 0135 Sedano.
1:25000: 0135-1 Escalada.


h Notas:
- Bonita excursión que puede sorprender a muchos conocedores del cañón y que disfrutarán de otras vistas inéditas.
- La subida desde el río al páramo no es particularmente difícil ni peligrosa. El trazado del sendero es muy inteligente ya que gana altura sin haber nunca excesiva pendiente.
-El camino del meandro está abandonado y en algún punto deberemos salvar alguna piedra suelta. Con una mínima precaución, se recorre sin ningún problema.
- Otra alternativa es entrar en las casas del antiguo pueblo de Siero y retornar a Valdelateja por el camino que sigue la ladera norte de Castrosiero.


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Mapa topográfico


Perfil de elevación


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