sábado, 29 de abril de 2017

Peñahorada y la Polera

El pueblo de Peñahorada, muy cercano a Burgos, se emplaza a la salida de un estrecho desfiladero horadado por las antiguas vías del ferrocarril Santander-Mediterráneo. A pesar de las múltiples comunicaciones construidas, el desfiladero aún mantiene cierto aire salvaje y natural. El pueblo se halla rodeado de agrestes roquedos. Partiendo de él, subiremos hasta lo alto de la peña de las antenas para continuar por el largo espolón rocoso que conduce hasta el término de la Polera para regresar por pistas y caminos agrarios.


Peñahorada


Llegamos rápidamente a Peñahorada saliendo de Burgos por la carretera de Aguilar. Si tomamos la autovía, tras salir de ella pasado Quintanaortuño, debemos retroceder unos metros para coger el desvío a Villarcayo. Tras pasar el pueblo de Villaverde-Peñahorada y atravesar el desfiladero, llegaremos a Peñahorada.
El pueblo muy reducido, mantiene aún buenas construcciones en piedra. dejaremos el coche en su calle principal, junto a la carretera. Llama la atención una antigua casa que aún mantiene sobre su fachada la leyenda "Vinos y licores".

La carretera de Burgos a Villarcayo atraviesa la calle principal de Peñahorada.
La peña de las antenas se halla justo encima del pueblo y es visible desde mucho antes de llegar a él. Nos aproximamos a su base para acometer el ascenso hasta su cima. Para ello, continuamos por la carretera hasta dejar la última casa.

Peña Rebilada.
Tras pasar junto a la caseta del paso a nivel del desaparecido ferrocarril Santander-Mediterráneo (hoy reconvertida en vivienda), nos situamos ya junto a las laderas de la peña que quedan a nuestra izquierda.

La peña y antenas en su cima vistas desde las casas del pueblo.
No hay camino ni senda, así que no queda otra que emprender una fuerte subida por terreno libre. El desnivel a cubrir no es mucho, pero sí lo es la pendiente.

Subimos por terreno abierto desde la carretera hasta la base de la peña.
Enseguida, nos posicionamos con relativa facilidad unto a la base pétrea de la plataforma superior de la peña, y buscamos un portillo que nos permita acceder. Observamos, según la recorremos, que presenta múltiples oquedades y grietas.

Rodeamos la peña por su base buscando un acceso para encaramarnos a la cima.
Encontramos un rebaje con escalones por los cuales conseguimos acceder a la cumbre, inmediatamente junto a las antenas. Tras el esfuerzo realizado, descansamos un rato disfrutando del bonito paisaje que tenemos aquí, ya que es un buen balcón para disfrutar del paisaje. A nuestros pies literalmente, tenemos los tejados de las casas de Peñahorada. Al otro lado de la carretera, continúan las peñas por el llamado Montes de la Serrezuela. Al fondo, hacia el sur, el amplio monte de encina y vegetación baja que se extiende entre Peñahorada y Ubierna.


Panorámica del pueblo desde lo alto de la peña.
Continuamos la excursión. Seguiremos el largo y agreste espolón rocoso que se dirige hacia el pueblo de Gredilla la Polera. A nuestra izquierda, dejamos un acantilado de unos 20 metros, cubiertos de vegetación, que cae sobre un pequeño vallejo. A la derecha del borde, un cerrado monte con vegetación que en algunos tramos amenaza con cortar el paso ya que avanza hasta el mismo borde del precipicio.

Largo recorrido hasta el Callejón de la Polera.
Avanzamos por el borde, superando obstáculos con mayor o menor dificultad. Este monte aparece en los mapas bajo la curiosa denominación de Tierra Perdida, lo cual define bastante bien la zona por la que nos movemos, semisalvaje.

Abrigos naturales en el borde rocoso.
Hay puntos en que la vegetación nos impide continuar nos obliga a descolgarnos unos metros por la pared para retomar de nuevo el borde por el cual intentamos movernos.
Poco a poco nos vamos acercando al extremo de esta larga pared, que cae en el llamado Callejón de la Polera. Se trata de una bonita cluse caliza que cierra el valle por el norte, muy cerca del pueblo de Gredilla. Cerca de este paraje, intentamos descender por la izquierda para incorporarnos al camino que lo recorre.

Camino de la Polera.
Por nuestra derecha, el monte se va tornando más limpio y vemos que surgen caminos que se abren paso en el bosque para descender a Gredilla la Polera, cuyas casas ya vemos en la lejanía. Descartamos bajar por aquí hasta el pueblo.


Varios caminos parten a nuestra derecha hacia Gredilla la Polera.
Buscamos el punto más adecuado que, salvando la vegetación nos permita bajar hasta el valle. Pero el terreno es muy complicado y donde no hay muros de vegetación, hay escalones de piedra. Poco a poco y con mucho cuidado, vamos descendiendo entre las rocas y matorrales hasta llegar por fin al camino.



Por esta pista, que viene de Peñahorada, llegamos en poco tiempo al paraje del Callejón de la Polera, una gran abertura rocosa que rompe transversalmente el sinclinal por el que nos hemos movido. Es lo que geológicamente se denomina como cluse. Si atravesáramos el paso, llegaríamos enseguida al pueblo de Gredilla la Polera.

Callejón de la Polera.

Camino que sube desde el Callejón al monte.
Pero dejamos el Callejón a nuestra espalda y seguimos el camino torciendo a nuestra izquierda. El sendero se vuelve pedregoso y gana suavemente altura por una estrecha vaguada. Nos colocamos enseguida sobre un gran monte elevado que queda entre los pueblos de Peñahorada, Gredilla la Polera, Villaverde y Ubierna. Este monte es conocido por albergar una gran necrópolis de la Edad del Hierro (ver entrada Necrópolis de la Polera). Estos parajes se hallan muy cerca de Burgos y es fácil caminar por sus caminos partiendo de cualquiera de estos pueblos.

Monte de la Polera.
Atravesamos la meseta con cierta rapidez guiados por nuestro GPS, ya que son múltiples los caminos que surgen y la orientación no es sencilla. El objetivo es enlazar con una pista que une los pueblos de Ubierna y Peñahorada, por el cual retornamos a este último.

Vamos enlazando pistas sobre el monte.
Enlazamos por fin con una amplia pista que va de oeste a este y parece provenir desde la carretera. Este camino, se dirige hacía Peñahorada siguiendo un valle paralelo al que vimos en la ida. Caminamos por él cómodamente.
A nuestra izquierda vamos bordeando campos de labor, nos flanquean suaves colinas, acercándonos poco a poco a Peñahorada.
Pero antes de enlazar con la Vía Verde y llegar al pueblo, nos aguarda una sorpresa. Se trata de unos los megalitos más enigmáticos y espectaculares de la provincia de Burgos: el Menhir de las Dos Hermanas.


Lo vemos desde lejos, en medio de un sembrado en barbecho a nuestra izquierda. Perdido en ninguna parte.


La distancia no es larga, pero llegar hasta él no nos resulta sencillo. Tenemos primero que superar un profundo regato para una vez sobre el sembrado, cubrir unos trescientos metros hasta las piedras caminando por terreno blando. Llegamos al menhir, o mejor dicho, a los menhires ya que se trata de dos grandes losas hincadas.

En medio de un campo de flores vemos ya el menhir de las Dos Hermanas.
El megalito hace honor a su nombre. Se trata de dos grandes piedras hincadas verticales, de aspecto vetusto, muy erosionadas por el viento. La altura de la mayor ronda los dos metros y medio. Sin ninguna duda han sido colocadas intencionadamente aquí ya que se encuentran en el medio de una amplia superficie totalmente plana. Es sorprendente que hayan aguantado el paso de varios milenios sin haber sido retiradas por los campesinos que araron estas tierras a lo largo de siglos.


Menhir de las Dos Hermanas


Es de suponer, que estas piedras llevan aquí algo así como 4500 años, ya que la mayoría de los megalitos de Burgos fueron construidos entre el segundo y tercer milenio antes de nuestra era. Hay una leyenda en torno a estos megalitos que dice que se trataba de dos hermanas que iban a la fuente charlando y se convirtieron en piedra, víctimas de una maldición. Fue descubierto en 1969 por César Liz y J.L. Uribarri.
Para retornar al pueblo, cercano pero no visible aún, no retornamos a la pista que traíamos, sino que nos incorporamos a otra paralela al otro lado del campo donde halla el menhir.

Camino de Peñahorada desde el menhir.
Por esta pista llegamos fácilmente a Peñahorada, a cuyas casas llegamos tras atravesar el camino la Vía Verde que se está levantando sobre el antiguo trazado del desaparecido ferrocarril Santander-Mediterráneo.

Entramos en Peñahorada.

PEÑAHORADA Y LA POLERA
Espacio natural
Peñas y caminos entre Peñahorada y Gredilla la Polera.
Dificultad
Baja.
Tipo de camino
Terreno agreste por las peñas y caminos entre sembrados.
Ciclable
No.
Agua potable
Solo encontramos agua en el pueblo de Peñahorada.
Tipo de marcha
Circular.
Orientación
Media. Aunque todo el recorrido es bastante intuitivo, hay que tener cuidado en encontrar el camino correcto de retorno a Peñahorada.
Época recomendable
De mayo a octubre.
Inicio
Peñahorada.
Distancia de Burgos
19,4 kilómetros.
Tiempo total
2 horas 10 minutos.
Tiempos de marcha
Peñahorada-Callejón de la Polera: 1 horas 25 minutos; Callejón de la Polera-Peñahorada: 45 minutos.
Distancia total
8,1 kilómetros.
Interés
Paisajes agrestes, monte de Tierra Perdida, dolmen de las Dos Hermanas.
Altitud mínima
880 m.
Altitud máxima
989 m.
Desnivel acumulado
254 m.
Mapas
1:50000: 0167 Montorio; 0200 Burgos.
1:25000: 0167-4 Hontomín; 0200-2 Rioseras.
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Notas:
- El recorrido por el espolón rocoso puede resultar muy complicado al discurrir por terreno muy agreste con continuos desvíos y rodeos en puntos difíciles. No recomendable si no se está habituado a este tipo de terrenos o se va con niños.
- En época de lluvias, puede ser imposible acercarse al menhir al poder estar el terreno muy blando y resbaladizo.
- No hay bar en Peñahorada, pero los tenemos muy cerca en Sotopalacios o Quintanaortuño.


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Mapa topográfico


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