jueves, 8 de abril de 2021

Camino del Ebro: Desfiladero de los Hocinos y Valle de Manzanedo

Preciosa excursión siguiendo la orilla del Ebro a través del desfiladero de los Hocinos y continuando por el Valle de Manzanedo. Durante el trayecto pasaremos por unas pasarelas amarradas a la roca para salvar los tramos más angostos donde el agua llega hasta la misma pared. Ya en el valle, pasaremos por los restos del pueblo de Remolino y llegaremos hasta el puente y presa sobre el Ebro, frente a los restos (hoy en recuperación) del Monasterio de Rioseco. Dada la imposibilidad de ascender a la Mazorra desde la vertiente norte (por tratarse de una propiedad privada), retornaremos por el mismo itinerario al punto de partida. Todo el trayecto es prácticamente llano. Este recorrido forma parte del sendero de Gran Recorrido GR99 Camino del Ebro.


Desfiladero de los Hocinosf


El desfiladero de los Hocinos es atravesado por el río Ebro que ha horadado la dura roca caliza del macizo de la Mazorra y su continuación en la vertical Sierra de la Tesla. Desde el siglo XIX, una carretera lo atraviesa por la margen derecha. Visto desde ella, aunque parezca difícil por los roquedos, es también posible atravesarlo por la orilla contraria. Recientemente se han instalado una serie de escalinatas metálicas que permiten superar los pasos más angostos donde el agua del río alcanza la pared rocosa.


Iniciamos la excursión en Valdenoceda, a donde llegaremos desde la ciudad de Burgos por la N-629. Se trata de la primera localidad que encontramos tras descender por el Puerto de la Mazorra. Atravesamos completamente la localidad en dirección a Villarcayo.

El Puente del Aire sobre el Ebro entre nuieblas matutinas.
Justo a la altura del Puente del Aire, sobre el río Ebro, a mano izquierda, hay una salida que desciende hacia una pequeña área recreativa donde hay mesas y bancos. Allí es posible dejar el coche. Si estuviera saturado (cosa que sucede habitualmente en los últimos tiempos), siempre podemos aparcar junto al arcén un poco más arriba pues hay espacio suficiente para muchos coches.

El Ebro se encajona en su paso por el desfiladero de los Hocinos entre la Mazorra y la Sierra de la Tesla.
Después de prepararnos, allí mismo, salimos por el sendero, señalizado, que se adentra en el desfiladero. Éste, enseguida desciende hasta la misma orilla, avanzando entre los árboles.  La vegetación es exuberante pero el camino se mantiene limpio. En unos trescientos metros, nos sorprende un gran salto de agua artificial por la izquierda, llamado Fuente de Marfil, que en época de lluvias puede llevar mucho caudal. Seguimos.

Salto de agua de Fuente de Marfil, muy cerca del área recreativa junto al puente.
Poco a poco nos vamos introduciendo más y más en el interior del desfiladero. Las altas paredes rocosas en ambos lados del río, que fluye mansamente, harán que el silencio nos acompañe y solo se oiga el rumor del agua.

Unas pasarelas metálicas posibilitan el avance por la margen derecha en sus tramos más angostos.
La carretera que discurre por la otra orilla parece lejana y apenas se ven y escuchan los coches.


El sendero se va adaptando a las condiciones abruptas de esta orilla del Ebro y bordea los pasos más agrestes. La ladera rocosa que desciende desde lo alto de la Mazorra es en algunos puntos prácticamente vertical.


Pero en todo caso el recorrido siempre es fácil y cómodo. Las vistas están limitadas por la vegetación, solo vemos la orilla del río y poco más durante muchos metros.


Llegamos a los pasos más angostos. La corriente alcanza la misma base de la pared rocosa y por eso, se han habilitado unas escaleras metálicas amarradas a la roca y elevadas unos diez metros sobre el nivel del agua.


Contabilizamos tres tramos sucesivos de escaleras que vamos atravesando. La última de ellas es la más larga y espectacular ya que se va contorneando sobre la roca a gran altura sobre el nivel del agua. Desde ella se obtienen las mejores vistas sobre el desfiladero.


Después de pasar por las escaleras, el desfiladero poco a poco se va ensanchando y el sendero, también más amplio, avanza entre los árboles hacia los primeros llanos del Valle de Manzanedo, donde desemboca. La orilla del río Ebro va quedando más lejana a nuestra derecha. Salimos a terreno abierto.

Dejamos el desfiladero atrás.
El camino ahora continua por la linde de grandes prados, tras los cuales se divisan los impresionantes cortados del Macizo de la Mazorra. A nuestra la derecha, la Sierra de la Tesla va quedando poco a poco atrás también.

Seguimos la linde de un campo de labor.
La pista gira a la izquierda y continua siguiendo el cercado. En apenas un kilómetro, alcanzamos de nuevo la orilla del Ebro, que ha realizado una curva de 90 grados hacia el oeste. Estamos ya plenamente en el Valle de Manzanedo y ahora caminaremos de nuevo siguiendo la ribera del río a muy poca distancia del agua. Nuestro plan es encontrar más adelante la salida por la izquierda que nos permita ascender hasta lo alto del macizo para posteriormente descender por su vertiente hacia el Valle de Valdivielso, donde hemos dejado el coche.

Pontón en condiciones de abandono sobre el Ebro a la altura del despoblado de Remolino.
Poco más adelante, alcanzamos las ruinas de lo que fue el pueblo de Remolino.

Ruinas de Remolino.
Hoy, solo permanecen las ruinas de sus casas, bastantes de ellas con sus muros en sorprendente buen estado. El lugar es desolador.


La posición de esta localidad es muy pintoresca, ubicada entre la orilla del Ebro y las agrestes laderas de la Mazorra. Tras deambular por sus calles, dejamos el pueblo atrás y  continuamos. El camino es ahora de menor entidad, se desarrolla siguiendo siempre la orilla y adaptándose a los accidentes del terreno.

El Ebro se remansa en el Valle de Manzanedo.
Aunque es bastante evidente, hay que prestar atención en algunos puntos porque la vegetación es abundante. Lo mejor es siempre mantanerse cerca de la orilla.


Unos veinte minutos después de haber dejado Remolino, el camino asciende a un pequeño saliente rocoso que llega hasta la misma orilla.

Poco después de Remolino, bordeamos un saliente rocoso sobre el río,
En su parte superior, podemos disfrutar de nuevas vistas sobre el río Ebro y este sector del valle. Bajamos por la otra vertiente y continuamos.


Unos minutos después, seguiremos de nuevo la linde de una gran finca donde vemos ganado pastando. Éste era uno de los puntos donde habíamos planificado atacar la Mazorra porque hay caminos que suben, pero al tratarse de una propiedad privada, no hay manera de atacar esta ladera. Varios carteles disuasorios nos obligan a desestimar esta opción. Continuamos siguiendo la orilla del río. 


Atravesamos una estrecha cluse.
La vegetación es abundante, pero el camino ahora se ensancha y caminamos comódamente. de vez en cuando avistamos indicaciones del GR 99.

Las aguas del Ebro fluyen despacio a la altura de Rioseco.
Llegamos poco después a las inmediaciones de una pequeña represa con un pontón que atraviesa el Ebro.Al otro lado, se atisban asomadas sobre el valle las ruinas del antiguo Monasterio de Rioseco, recientemente rescatado de la ruina total y hoy aún en fase de recuperación.

Pontón sobre la antigua central hidroeléctrica (hoy abandonada) frente a Rioseco.
Justo aquí hay caminos que suben hacia la Mazorra, pero de nuevo nos topamos con otra indicación de finca privada que no nos permite, una vez más, abandonar el GR y subir.

Divisamos la torre del Monasterio de Rioseco ubicado en la otra orilla.
No es posible atravesar el Ebro por el antiguo pontón al ser propiedad privada.
Tras evaluar las opciones, continuamos unos metros más siguiendo el GR. Pero medio kilómetro más adelante, es evidente que no hay posibilidad de atacar la ladera pues nos topamos con otra gran finca cercada. Los ladridos lejanos de perros nos disuaden de cualquier intento de bordearla.


Podríamos aún continuar más siguiendo el valle hasta llegar al siguiente pueblo, Manzanedillo, pero no tenemos la certeza de que podamos ascender a la Mazorra desde allí. Esta localidad esta bastante lejos aún y en caso de imposibilidad, el retorno sería extremadamente largo por lo que optamos por retornar. El regreso será por el mismo itinerario, sin ninguna variación. Esta vez, disfrutamos de nuevas vistas desde otra perspectiva.


De nuevo atravesamos el tramo más espectacular de los Hocinos, subiendo por las pasarelas metálicas. Hacemos otras fotos y nos cruzamos con nuevos caminantes que inician el recorrido. Alcanzamos el coche ubicado junto al Puente del Aire donde habíamos iniciado la ruta cuatro horas y media antes. Finalizamos esta interesante excursión recuperándonos en el área recreativa donde hay mesas.

Volvemos al área recreativa junto al Puente del Aire, en Valdenoceda.


DESFILADERO DE LOS HOCINOS Y VALLE DE MANZANEDO
Espacio natural
Desfiladero de los Hocinos y Valle de Manzanedo.
Dificultad
Baja. La única dificultad es la longitud de la excursión, por otra parte muy llevadera.
Tipo de camino
Senderos de ribera.
Ciclable
Sí excepto los tramos por pasarelas.
Agua potable
Al no atravesar núcleos habitados, no encontraremos agua potable.
Tipo de marcha
Ida y vuelta.
Orientación
En general fácil, aunque conviene llevar GPS por si dudamos en tomar los cruces correctos en el Valle de Manzanedo.
Época recomendable
El otoño ya mejor época. Evitar días de niebla y tras las lluvias.
Inicio
Puente del Aire (Valdenoceda).
Distancia de Burgos
64,9 kilómetros.
Tiempo total
4 horas 30 minutos.
Tiempos de marcha
Puente del Aire-Puente de Rioseco: 12 horas; Puente de Rioseco-Puente del Aire: 1 hora 40 minutos.
Distancia total
18 kilómetros.
Interés
Desfiladero de los Hocinos y pasarelas sobre el Ebro, Valle de Manzanedo, ruinas de Remolino.
Altitud mínima
572 m.
Altitud máxima
625 m.
Desnivel acumulado
563 m.
Mapas
1:50000: 0109 Villarcayo.
1:25000: 0109-4 Bisjueces.

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Notas:
- La excursión, aunque larga, es sencilla al discurrir siempre por terreno llano y seguir la orilla del Ebro.
- Como se ha explicado, no parece haber accesos viables a la Mazorra por el lado del Valle de Manzanedo al estar la orilla del río ocupada por fincas privadas sin posibilidad de paso.
- En Valdenoceda hay bar y podemos parar a descansar y tomar algo.
- El área junto al Puente del Aire dispone de mesas donde también podemos comer.
- En algunas zonas la orilla del río Ebro es muy accesible, pero se desaconseja totalmente el baño al tratarse de aguas rápidas y tener el río bastante profundidad.


Mapa topográfico



Perfil de elevación


Ver y descargar track en Wikiloc







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