domingo, 3 de diciembre de 2017

Montes de la Verdina

Los Montes de la Verdina son una agreste alineación rocosa muy particular dentro del sector de Pancorbo, en los Montes Obarenes, Su interés reside en que se compone de una serie de bonitas cumbres, no demasiado difíciles de visitar, y poco frecuentadas. Hay muchas discrepancias en los nombres de sus cimas. Partiendo del pueblo de Silanes y tras atravesar el Paso de la Canaleja, ascenderemos en primer lugar a la Peña del Buey. Recorremos a continuación la afilada cresta hasta la Peña la Maya, recorriendo todas sus cimas y pasando por su cumbre más alta y significativa: el Cantoña.


Montes de la Verdina



Para recorrer la cuerda de la Verdina, partiremos del pueblo burebano de Silanes, a muy poca distancia de Pancorbo. Para llegar, saldremos por la N-1 en dirección a Vitoria. En Santa María de RIbarredonda, último pueblo antes de Pancorbo, tomaremos el desvío hacia Villanueva de Teba, Desde esta localidad, parte la carretera local que muere en el pequeño pueblo de Silanes.


Tabla de cumbres de la Verdina

Cima  Altitud* 
m
  Prominencia 
m
  Otras denominaciones
Peña el Buey
1230
31
El Buey
La Verdina
1349
60
Buey, Alto de los Arcillares, Verdina Este
Monte Cimero
1344
21
La Verdina, Verdina Oeste
Revilla Cabrera
1334
22
(sin buzón)
Cantoña
1355
393**
Pico del Águila
Peña la Maya***
1321
45
Pico Sines, Pico del Águila

* Según mapas oficiales del CNIG (IGN)
** Referida al Humión (1436 metros)
*** También Peña Maya

El caserío se emplaza en un pintoresco lugar, en los pies de los Montes Obarenes. El lado norte del pueblo se halla cerrado por una curiosa cresta rocosa que lo separa de la sierra. En su centro, destaca el curioso paso de la Canaleja, una espectacular cluse que atraviesa la muralla rocosa. Entrando en el pueblo y siguiendo por la calle de la izquierda que sube hacia la iglesia, dejaremos el coche muy cerca de ella.

Silanes


Salimos del pueblo por la calle que se dirige hacia el muro rocoso que cierra la vista por el norte. En poco, llegaremos al paso de la Canaleja, que atravesamos. Se trata de una estrecha garganta natural, de no más de tres metros flanqueada por farallones de unos 20 metros y por donde discurre un riachuelo.

Camino de la Canaleja.
Atravesamos la Canaleja por un estrecho pasillo
Una vez en el otro lado, sin ninguna vista ya de las casas de Silanes, continuamos por la derecha siguiendo un marcado sendero que se dirige hacia el este. Frente a nosotros, contemplamos ya el escarpado perfil de la Verdina, cuya cresta vamos a recorrer.

Camino de Silanes hacia la Peña Picaza, inicio de la excursión.
La pista discurre paralela al espinazo rocoso que mencionamos antes y cierra el llano y el pueblo de Bureba por el norte. En poco, el camino gira a la izquierda e inicia un suave ascenso hacia un pequeño collado, que será el punto de ataque de la sierra. Según ganamos altura, vamos dejando abajo las casas de Silanes y la llanura burebana. Tenemos la suerte de ver corzos correteando muy cerca de donde estamos.

Collado de la Peña Picaza y caballos losinos.
Tras una corta cuesta, llegamos al collado. A nuestra derecha se halla la Peña Picaza y a la izquierda, la ladera de subida a la Peña del Buey, oculta aún desde donde estamos. Una alambrada nos interrumpe el paso. Tras una fácil trepada, visitamos la cumbre de la Peña Picaza, (1059 metros). Aunque desde el collado destaca poco, presenta por sus caras este y sur un desnivel de más de 100 metros en vertical. Buenas vistas sobre la planicie y los riscos que rodean Pancorbo.

Peña Picaza


Retornamos al collado y emprendemos el ascenso a el Buey. Atravesamos la alambrada y remontamos la larga ladera que va rodeando una amplia vaguada. En quince minutos, fácilmente alcanzamos la cumbre de la Peña del Buey (1230 metros). Nuestro GPS marca hasta 1235 metros. Buzón montañero, hito y extensas panorámicas hacia el este. De nuevo, escasa prominencia desde el oeste, por donde hemos accedido, pero gran desnivel y vistas sobre el sector de Pancorbo, por el este.

Vemos ya muy abajo, el espinazo rocoso de la Canaleja y detrás, el pueblo de Silanes.
Es esta peña el extremo este de la Verdina. Nos disponemos a recorrerla siguiendo la cresta hacia el oeste.


Peña del Buey

Cumbre de la Peña el Buey (1230 metros).
Dejamos el Buey y continuamos camino. Nuestro próximo destino será la cumbre de la Verdina, o también llamado el Buey, en algunos mapas.


Pero primero debemos alcanzar un gran collado. Para ello, atravesamos primero un bosquete de pinos por terreno sucio para alcanzar una alambrada. Por el norte, divisamos las laderas de la sierra que caen sobre el vallejo de los Obarenes.


Atravesamos la alambrada, continuamos unos doscientos metros y superamos otra. En poco, nos posicionamos sobre un gran collado herboso, justo a los pies de la Verdina.

Camino del collado. Al fondo, la cuesta hacia la Verdina.
Este cuesta se presenta larga pero cómoda. Un estrecho sendero zigzagueante nos lleva en quince minutos hasta los altos donde se encuentra la cima de la Verdina (1349 metros), también llamada Buey o Alto de los Arcillares o también Verdina Este. Buzón montañero. Extensas vistas ya sobre la cresta hacia el NO. y hacia el norte, donde las cimas del Humión, Flor y Mancubo nos cierran las vistas.

La Verdina

Cima y buzón de la Verdina (1349 metros).
Panorámica hacia el norte desde la Verdina.
Desde aquí la cresta comienza un estrechamiento afilándose en su camino hacia la máxima cumbre la sierra, el Cantoña. Continuamos por el sendero, bien marcado y cómodo. Las vistas sobre ambas vertientes se amplian.

Camino del Monte Cimero, que visto desde la Verdina, tiene una curiosa forma trapezoidal.
El día está claro y luminoso y gozamos de muchos kilómetros de visibilidad. En apenas diez minutos de amena marcha, alcanzamos la fácil cima del Monte Cimero (1344 metros). También se le llama en algunos mapas Verdina Oeste. Buzón montañero del Club de Briviesca, indicando altitud 1343 metros, que coincide con nuestro GPS. Cima alomada, con extensas vistas y antesala al Cantoña, próximo hito de este recorrido. Destacan los extensos hayedos, en fase de desfoliación, que tapizan la cara norte de esta cuerda.

Monte Cimero

Cima y buzón del Monte Cimero (1348 metros).
Desde el Monte Cimero, la cresta inicia un proceso de estrechamiento y enriscamiento en su camino hacia su culmen en el Cantoña, cuya escarpada silueta vemos ya frente a nosotros. Pero para ello, debemos primero iniciar un leve descenso por una zona relativamente llana hasta alcanzar un pequeño portillo donde hay una deteriorada alambrada que atravesamos sin dificultad.

Los hayedos cubren la cara norte. De fondo siempre nos acompaña la silueta del Humión.
El sendero gira hacia la izquierda y continua ya por un estrecho pasillo, con extenso patio sobre ambas vertientes. Si nos ceñimos a la traza del senderillo que lo recorre, no es particularmente peligroso. Iniciamos un suave ascenso. En algunos puntos, debemos asegurarnos sujetándonos en la roca.

Cresta del Cantoña.

El Cantoña es un destacado escarpe que sobresale sobre la cresta. Su ascenso es sencillo no obstante desde el lado este por donde venimos.

Ascensión final al Cantoña.

Basta remontar un empinado pero seguro pasillo para llegar fácilmente al punto más alto, la cima del Cantoña (1355 metros). Buzón en forma de casita y placa del cub de senderismo Karpanta, de Miranda de Ebro. De nuevo tenemos discordancias en las altitudes. El buzón señala 1356 metros y nuestro GPS se queda en 1355.

Cantoña

Cima del Cantoña.
Huelga mencionar las extensas panorámicas que se disfrutan desde la cumbre del Cantoña hacia todas las direcciones, ya que, si exceptuamos al Humión, es la cima más alta de los Montes Obarenes. Mirando hacia la prolongación de la sierra hacia el oeste, la cresta se enrisca aún más.


Video desde la cima del Cantoña



Sobresale la escarpada cima de la Peña la Maya próxima y última cima de esta travesía. Tras ella, divisamos la silueta redondeada y más amable del Galdampio, siguiente cumbre destacada.

La Peña la Maya vista desde el Cantoña.


No resulta sencillo continuar por la cuerda. No hay descenso viable desde la cresta del Cantoña por el oeste, así que no queda más remedio que deshacer la subida hasta llegar hasta el portillo anterior y bordear por la ladera norte.

Bordeamos la base del Cantoña por el norte. Al fondo, destaca la silueta de la Peña la Maya.
Nos descolgamos del portillo. La ladera es herbosa, pero el sendero se muestra bastante evidente y perdemos altura por él.



Con cuidado por la fuerte pendiente, vamos bordeando el imponente muro norte del Cantoña que cae en picado a nuestra izquierda. El sendero se va contorneando siguiendo la pared a la búsqueda del collado que separa el Cantoña de la Maya. Tras un pequeño descuelgue final hacia una mancha arbolada, remontamos ya por un sendero y llegamos al collado, en los mismos pies de la Peña la Maya. A nuestras espaldas, contemplamos la imponente silueta del Cantoña, totalmente inaccesible desde aquí.

El Cantoña visto desde la Peña la Maya.
La ladera final a la Maya es la más empinada de todas estas cumbres. Aunque su ascenso no reviste ningún peligro, hay que caminar con precaución de no resbalar en algunos tramos. Lo mejor es ganar altitud caminando en zigzag para aminorar la fuerte pendiente.

Ascensión final a la Maya.
Llegamos a la cima de la Peña la Maya (1321 metros). Buzón montañero y extensas panorámicas en todas las direcciones. Al igual que su vecina, el Cantoña, esta cima también es llamada Pico del Águila en algunos mapas. Hacia el norte, gran patio sobre un escarpado espolón que desciende hacia la base del Humión, que tenemos justo enfrente.

Peña la Maya

Cima de la Peña la Maya. Enfrente, el Humión.
Magnífico lugar para descansar y disfrutar antes de afrontar el último tramo de la excursión, el regreso a Silanes.

Los riscos del Cantoña vistos desde la Peña la Maya.
Galdampio y continuación de la sierra desde la Peña la Maya.
El retorno a Silanes es largo y debe producirse, en su primer tramo, por un empinado descenso desde la Maya. Para ello, deshacemos la ladera que habíamos subido para incorporarnos al inicio de un estrecho y empinadísimo tubo que desciende, entre farallones y bloques desprendidos, hacia un bosquete que vemos al fondo.

Canal de descenso desde la Maya.
Desde su inicio, el corredor se presenta difícil, hay que perder altura lentamente, con cuidado para no resbalar, hay mucha piedra suelta. Algunos bloques desprendidos nos parecen Moais.


Vamos perdiendo altura, lentamente, progresando por terreno muy difícil. Es aquí donde los palos nos ayudan para afianzarnos y sujetarnos. Poco a poco, superamos los tramos más complicados. A medida que nos acercamos al bosque, la pendiente se va aminorando.

Roquedos durante el descenso.
Entramos en el bosque y el sendero se hace más cómodo. Felizmente está señalizado con piedrecitas y lo atravesamos bastante rápido caminando entre pasillos. Tras bajar por una vaguada, desembocamos en una amplia pista que será la que nos lleve de vuelta a Silanes.

Llegamos al llano.
Aún nos queda cubrir unos dos kilómetros en el camino de regreso. Por la pista, más relajados, disfrutamos de bellas vistas de la Verdina, que nos acompaña por nuestra izquierda. Llaman la atención las curiosas formaciones de conglomerados que se descuelgan por la ladera. Recuerdan en cierto modo a los mallos de Riglos. Ya cerca de Silanes, pasamos junto a una antigua fuente de piedra.

Fuente y la Verdina de fondo.
La entrada al pueblo será por la parte alta, junto a la iglesia. Según nos acercábamos, el camino gira a la derecha dejando los riscos de la Canaleja a nuestra izquierda. Entre campos de labor, llegamos por fin a Silanes tras algo más de cuatro horas de caminata.

Ya se ve la iglesia de Silanes.


MONTES DE LA VERDINA
Espacio natural
Montes de la Verdina, en los Montes Obarenes.
Dificultad
Media, gran parte del recorrido discurre por una afilada cresta con patio en ambas vertientes.
Tipo de camino
Camino en el llano, senderos de montaña y terreno libre por la cresta.
Ciclable
No.
Agua potable
Solo encontraremos en el pueblo de Silanes.
Tipo de marcha
Circular.
Orientación
Fácil. Todo el recorrido es muy intuitivo. Atención en tomar la ladera correcta en el descenso de la Peña de la Maya.
Época recomendable
De abril a noviembre, con buen tiempo. Evitar días de nieblas, muy frecuentes en la zona.
Inicio
Silanes
Distancia de Burgos
65,8 kilómetros.
Tiempo total
4 horas 15 minutos.
Tiempos de marcha
Silanes-Peña Buey: 55 minutos; Peña Buey-Cantoña: 1 hora 10 minutos; Cantoña-Peña Maya: 40 minutos; Peña Maya-Silanes: 1 hora 20 minutos.
Distancia total
11,3 kilómetros.
Interés
Travesía de la cresta de los Obarenes, panorámicas desde las cimas, la Canaleja de Silanes.
Altitud mínima
820 m.
Altitud máxima
1358 m.
Desnivel acumulado
792 m.
Mapas
1:50000: 0137 Miranda de Ebro.
1:25000: 0137-3 Santa Gadea del Cid.

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Notas:
- Aunque no puede catalogarse de peligrosa, hay que prestar especial atención en algunos tramos donde nos encontraremos con un gran patio por ambos lados. Abstenerse los que sufren de vértigo.
- Es muy importante encontrar el camino correcto para superar el Cantoña hacia la Maya. Si se tienen dudas o no se encuentra el camino, es mejor retornar por donde hemos venido a Silanes.
- A las cumbres de la Verdina podemos ascender también desde el cercano pueblo de Villanueva de Teba. También podemos acceder por el norte partiendo de la carretera de Cubilla.
-Cerca de Silanes, se hallan los restos del despoblado de Ventosa de Miranda, abandonado en 1939. Se llega desde una pista que parte por el NO. desde Villanueva de Teba. Ubicado entre agrestes peñas. solo permanecen en pie los muros de la iglesia. El resto de sus casas han desaparecido o han sido engullidas por la maleza.


Ventosa de Miranda
Entorno donde se ubican los restos de Ventosa de Miranda.
Aún permanece en pie el arco gótico en las ruinas de su iglesia.

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